WASHINGTON. En un acuerdo sin precedentes con el Gobierno estadounidense, Toyota admitió ayer que en 2009 y 2010 mintió y ocultó graves defectos en sus vehículos, por lo que pagará una multa de 1,200 millones de dólares, la mayor impuesta en la historia de Estados Unidos a un fabricante de automóviles.
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, anunció en Washington el acuerdo, junto con el secretario de Transporte, Anthony Foxx, con duras palabras hacia Toyota. “En pocas palabras, la conducta de Toyota fue vergonzosa. Mostró una descarada falta de respeto por los sistemas y leyes creados para vigilar la seguridad de los consumidores. Según admitió la propia compañía, protegió su marca antes que a sus propios clientes”, dijo Holder.
“En vez de revelar rápidamente y corregir los problemas de seguridad que conocía, Toyota realizó declaraciones públicas engañosas y proporcionó datos inexactos a miembros del Congreso”, añadió el fiscal general.
El acuerdo alcanzado entre las autoridades federales y Toyota supone que la compañía japonesa admite “totalmente” su responsabilidad y pagará 1.200 millones de dólares, la mayor multa criminal en la historia de Estados Unidos a un fabricante de automóviles. —AGENCIAS