Temen tragedias por pésimo estado de calle El Chupadero

Las administraciones municipales y el MOP han hecho obras cosméticas en esa arteria

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El 22 de mayo de 2010 fueron inauguradas obras de mitigación que se perdieron a los pocos días por las lluvias. foto edh / C. D??AZ

Por Cristian Díaz Mauricio Guevara comunidades@eldiariodehoy.com

2014-02-10 7:00:00

SANTA ANA. Lo que en antaño fue la arteria principal para entrar a Santa Ana, ahora se ha convertido en un sitio lleno de barrancos que representan peligro para las familias que viven en la calle conocida como El Chupadero.

A pesar de que la alcaldía, en diferentes gestiones, ha hecho algunas obras sobre la vía, estas no han sido lo suficiente para detener la pérdida de la calle, sobre todo durante los inviernos.

También han sido insuficientes las obras que ha hecho el Ministerio de Obras Públicas (MOP).

En octubre del año pasado, parte del muro perimetral de una institución educativa privada, ubicada entre la 31a. y 37a. Calle Poniente, colapsó debido a que el agua minó sus bases.

Lo inestable de la arteria ha generado daños en 15 metros de malla perimetral del costado oriente del Instituto Nacional de Santa Ana (Insa).

En esta misma institución, cerca de 300 alumnos del bachillerato Industrial reciben sus clases en una área que está minada debido al mal estado de la calle, dijo su director, Ismael Quijada.

Lamentó que no tienen la capacidad de reubicarlos a una zona segura por falta de espacios físicos, por lo que el alumnado continúa estando expuesto al peligro.

Además, humildes viviendas que están en el asentamiento Emmanuel, y otras comunidades aledañas, son amenazadas por la fragilidad de los paredones.

Doña María Contreras vive en una casa de lámina en la comunidad Emmanuel. La vivienda está apenas a dos metros de distancia de uno de los barrancos que se ha formado cerca del colegio.

La señora recordó que cuando el muro del colegio cedió, también se cayó parte del terreno donde tenía su cuarto.

Ahora esa zona tiene grietas, por lo que pedazos de lámina y alambres de púa limitan el acceso al lugar con el fin de evitar una desgracia.

El temor de la mujer es que alguien de su familia resbale y caiga al barranco.

Este ya supera los diez metros de profundidad, cuando hasta hace un par de años no sobrepasaba de los tres.

“Queremos hacerle el llamado al alcalde (Alfredo Peñate) para que le pongan mano lo más luego que puedan por el motivo del invierno”, dijo la señora.

Agregó que durante la época de lluvia no duermen tranquilos porque temen que el barranco siga cediendo al lado de su humilde vivienda y los tome por sorpresa.

“Corremos un gran peligro; en el invierno es duro para nosotros porque no baja poquita agua, sino que en cantidad”, relató la mujer de 50 años.

A través de esa calle baja el agua que va del volcán de Santa Ana.

La falta de tuberías para que el agua llegue hacia los tragantes ubicados en la parte baja de la calle es lo que ha generado, principalmente, los daños en esa vía.

Otra afectada con la situación, María Guadalupe Guevara, expresó que ya han pensado en desalojar su vivienda ante la falta de trabajos de parte de las autoridades.

“Lo que pedimos es que arreglen, porque nos afecta a todos. Si nos vamos nosotros, hay gente que todavía se queda”, manifestó, tras aclarar que les tocaría que ir a alquilar junto a sus dos hijos y esposo.

El director departamental de Educación, Martín Zamora, explicó que a finales de febrero se iniciará la construcción de 30 metros de muro de retención para minimizar el problema en el Insa.

La inversión será de $300 mil, aunque también incluye el mejoramiento del sistema eléctrico del bachillerato Industrial.

Las autoridades del Insa estiman que requieren de ser intervenidos 300 metros para garantizar la seguridad de los estudiantes.

“Es una situación a la que hay que invertirle mucho, nosotros por lo menos vamos a comenzar con eso y esperamos ir avanzando más adelante”, dijo Zamora.

El 27 de enero se solicitó a la Oficina de Información y Respuesta (OIR) de la alcaldía datos sobre los trabajos ejecutados en esa vía. Pidió diez días hábiles para entregarlos. En agosto de 2013 también se solicitó; pero en ese entonces argumentó que era “información reservada” ante una auditoría que realizaba la Corte de Cuentas.