Por Marcela Gutiérrez
El otro día recibí un correo en el que se interpretaban las cinco frases más peligrosas que puede decir una mujer. Entre ellas figuraban “está bien” y “nada”. No pude contener la risa, y con un poco (sólo un poco) de vergüenza tuve que compartirlo con mi marido, quien sólo asintió en silencio con un gesto de resignación y omitiendo cualquier tipo de comentario, estando más que familiarizado con cada uno de los escenarios que se planteaban.
Anteriormente, y en estas mismas páginas, he ventilado todos los trapos sucios de mi matrimonio, haciendo parecer en más de una ocasión que el culpable, en la mayoría de los casos, es el hombre.
Quizás tenga que ver con todo el revuelo que se arma alrededor de esta época por el mes del amor y de la amistad, pero en esta ocasión estoy dispuesta a darles una manita a los hombres, y reconocer que las relaciones entre hombres y mujeres son complicadas en gran parte por que las mujeres somos…complicadas, y el día que dejemos de serlo… ¡Seríamos hombres!
* “Necesitamos hablar”
Traducción: Necesito quejarme así que te vas a sentar sin decir una palabra o sin interrumpirme, y por cuarenta minutos voy a soltar todo lo que no soporto de ti y lo que me está volviendo loca, a lo cuál no tendrás ni la más mínima oportunidad de defenderte, y si quieres que esto acabe bien, más te vale asentir cada dos a tres minutos, y terminar con un “tienes razón, ¿me perdonas?
* “Qué dijiste?”
Traducción: Primero es necesario aclarar que tu mujer no se quedó sorda repentinamente. Toma esta frase como una segunda oportunidad que te está dando para cambiar tu respuesta rápidamente a una que más se ajuste a lo que quiera escuchar, por ningún motivo vuelvas a repetir lo que dijiste originalmente.
* “Haz lo que quieras” Ejemplo: “¿Te importa si salgo con mis amigos esta noche?” Respuesta: “haz lo que quieras”.
Traducción: Esto es una advertencia y un reto. Bajo ninguna circunstancia vayas a hacer lo que quieras, haz exactamente lo contrario.
* “¿Qué te pasa? Respuesta: Nada”
Traducción: Le pasa de todo. Está cansada, no ha dormido bien, está teniendo un día difícil en el trabajo, sigue resentida por la discusión de la otra noche, anda con la menstruación, le duele la cabeza, no te quiere ver ni en pintura, tiene que hacer tareas con los niños y no quiere ni pensar en preparar la cena. Así que mejor mantén tu distancia y pregúntale qué le sucede las veces necesarias para que sepa que te importa, pero no las suficientes para molestarla más de lo que ya está.
* “Cinco minutos”. Ejemplo: pregunta” ¿cuánto tiempo te falta para estar lista?”. Respuesta: “cinco minutos”.
Traducción: Cinco minutos de una mujer en tiempo real son por lo menos cuarenta. Así que prepárate para ver tres cambios más de ropa, pon el partido en la tele o ten un buen libro a la mano, sírvete un trago y ármate de paciencia.
* “Cuando tengas tiempo” Ejemplo: Cuando tengas tiempo ¿podrías cambiar el foco de la sala?
Traducción: Esta frase en realidad significa ¡Hazlo ya! Y si no lo has hecho, apresúrate que vas tarde
* “No te preocupes, yo lo hago”
Traducción: Preocúpate
* “No estoy enojada”
Traducción: Es completamente cierto. No está molesta…está furiosa.
* “Gracias”
Traducción:Tu mujer no está teniendo un repentino ataque de apreciación y agradecimiento por todo lo que haces. Hay un 90% de posibilidades de que esté siendo sarcástica. Haz un repaso mental de todas las posibles metidas de patada que hayas podido hacer en las últimas 24 horas, asegúrate de que no hayas olvidado recoger a los niños, el aniversario o su cumpleaños.
* “Donde tu quieras…” Ejemplo: pregunta “¿adónde quieres comer?” respuesta: “donde tu quieras”.
Traducción: Vas a terminar comiendo donde ella quiera. Aunque muy probablemente no tiene la más mínima idea de qué quiere, va a rechazar cada lugar que le propongas con una excusa distinta, así que vete olvidando de que tienes una mínima posibilidad de escoger.
Probablemente estarás pensando ¿por qué las mujeres no dicen lo que realmente quieren? ¿Por qué no puede un sí significar Sí y un no No? Sin rodeos, sin contradicciones, sin sarcasmo e ironías. Porque probablemente ni siquiera nosotras mismas sabemos qué es lo que queremos. Lo cierto es que todo fuera tan fácil si los hombres pudieran adivinar como por arte de magia nuestros pensamientos, gustos, antojos, tristezas, enojos y preocupaciones. Pero ¡qué aburrido fuera!