Los altos índices de violencia han dañado a los sectores económicos más vulnerables del país. Lamentablemente, la criminalidad ha sido el talón de Aquiles de la pequeña y mediana empresa (Pymes).
La extorsión ha sido uno de los principales motivos por los que muchos empresarios optan por cerrar sus negocios y buscar la clandestinidad al incorporarse al sector informal del comercio.
De esa forma los empresarios se mantienen en movimiento constante y logran evadir el inminente peligro al que ellos se enfrentan. En muchos casos, según explica Víctor Rodríguez, presidente de Sociedad de Comerciantes e Industriales de El Salvador (SCIS), algunos empresarios simplemente cierran actividades y trasladan su negocio bajo otro nombre al sector informal.
Esto se traduce a un impacto significativo a la economía del país, puesto a que se calcula que el sector informal ha crecido aproximadamente entre un 37% a 38% a nivel nacional.
De acuerdo a Ernerto Vilanova, presidente del Consejo Nacional de la Pequeñas Empresa de El Salvador (Conapes), se estima que más de 10 millones de dólares se pierden en un lapso de 6 a 8 meses cuando las empresas cierran sus actividades.
Vilanova expresa que en cuanto a las extorsiones la pequeña empresa ha sufrido una pérdida de dos millones de dólares anuales, aproximadamente.