Laberinto vial en el Reloj de Flores

El retraso de obras en el segundo tramo del Sitramss provoca malestar en los conductores por el incremento en el gasto de combustible

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Las obras en el segundo tramo del Sitramss se retomaron esta semana. En horas pico, el retorno hacia Soyapango es cerrado, lo que complica aún más el tránsito vial. Foto EDH / Omar Carbonero

Por comunidades@eldiariodehoy.com

2014-01-15 7:00:00

A eso de las 5:00 de la mañana la aceleración de los automotores y las bocinas dejan en evidencia el colapso vial que se forma en el tramo del Reloj de Flores.

Desde la avenida Peralta y la 24a. Avenida Norte hasta llegar al redondel de la Isla, el congestionamiento da los “buenos días” a los usuarios del transporte público y particular.

La raíz del problema son las obras inconclusas que realizan las empresas responsables de la construcción de los carriles segregados del Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (Sitramss).

Dichos trabajos recién se han retomado esta semana y genera un embotellamiento diario, muy difícil de evadir.

La circulación se torna más compleja con el paso de rastras, las cuales se desvían de su ruta establecida por el VMT. Las maniobras para virar en los improvisados retorno generan mayor atolladero.

Según los conductores particulares, las opciones de escape son mínimas, ya que las vías alternativas son utilizadas como zona de descarga.

Los baches y la doble fila se suman al problema, así lo afirmó el taxista José Hernández, quien aseguró que transitar por la zona en horas pico es de valientes.

“Evadir el tráfico es imposible; pero debemos salir para hacer alguna carreras, aunque las ganancias son pocas y, al final, la unidad de deteriora por tanto hoyo”, acotó.

Por su parte, los choferes de carga que hacen uso del estacionamiento del mercado se quejan por el retraso en la entrega de mercadería.

Asimismo, afirmaron que los costos se han elevado por el gasto de combustible y eso deben trasladarlo a los mayoristas, minoristas y detallistas. En otras palabras, afecta el bolsillo de la población.

Moisés Cruz, trabajador de carga de este centro de acopio, dijo tener problemas para trasladar la mercadería de los clientes hasta el parqueo. Para lograrlo debe batallar entre carro y carro, lo cual lo atrasa hasta dos horas.

“Antes en menos de 30 minutos los clientes tenían su mercadería en los carros, pero ahora la cosa es complicada”, manifestó Cruz.

A paso lento

El retraso en el tramo del Reloj de Flores es notorio. El lunes de esta semana se continuaron los trabajos de terracería, lo cual provocó embotellamiento en la avenida Peralta y 24a. Avenida Norte, hasta llegar al redondel de la Isla.

“El tráfico le roba la paciencia a cualquiera. Ya quisiera ver a Gerson Martínez en estas trabazones de todos los días, estoy seguro que hasta con úlcera saldría”, dijo en tono de disgusto un conductor quien no quiso identificarse.

Los accidentes viales también se suman al caos. Las pequeñas colisiones entre particulares y autobuses son frecuentes.

Además los usuarios lidian con disputas por el derecho de vía y la intolerancia e irrespeto al reglamento de tránsito.

Comerciantes, conductores y empleados de la zona coinciden en que la causa de esta maraña vial es la falta de coordinación por parte de las autoridades. “El que mucho abarca, poco aprieta”, citaron los afectados.

El problema de circulación “va para largo”. A siete meses de iniciada la obra hay retrasos significativos, no solo en la finalización de la terminal de integración, en Soyapango, sino en los diferentes tramos que lo comprenden.

Algunos de estos han permanecido cerrados, pero sin ejecutarse los trabajos.

Mayor carga vehicular

Con la llegada el año escolar transitar y salir por esa arteria será más complicado.

Al servicio de buses y vehículos particulares se sumará el transporte escolar a partir de la próxima semana, que aumentará la carga vehicular, sobre todo en la avenida Peralta, en la que a pesar de tener un carril más para automóviles livianos, que de San Salvador van a Soyapango, no alivia el tráfico pesado.

El año pasado, los centros educativos que se encuentran en los alrededores de los tramos en construcción experimentaron un incremento de llegadas tardías de los estudiantes a sus clases.

“Los estudiantes que viajan en bus son los más afectados ya que, si hay congestionamiento, las unidades se desvían de su recorrido habitual y los muchachos deben buscar la forma de llegar a su destino”, dijo una madre afectada.

Por su parte, los conductores que prestan el servicio escolar han experimentado un incremento en el consumo de combustible, y esa diferencia se le trasladan, como efecto cascada, al padre de familia.