Jefferson, el niño que puso a prueba la tecnología

A sus tres años, el infante fue sometido a dos procedimientos de urgencia y complicados para salvarle la vida. Tenía un tumor en el tallo cerebral y había sido desahuciado

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Jefferson Chacón se entretiene con sus juguetes, en su hogar ubicado en Santa Ana. / Foto Por El Diario de Hoy

Por Texto: Yamileth Cáceres Fotos: Iris Lima nacional@eldiariodehoy.com

2014-01-18 5:00:00

Una cicatriz al lado izquierdo de la cabeza y un poco de dificultad para mover la pierna derecha son las únicos indicios de que Jefferson Chacón, un infante ahora de cuatro años, estuvo cerca de morir.

Cuando tenía tres años, el niño fue sometido a una cirugía de cerebro complicada y de urgencia, para poder salvarle la vida. También le hicieron un proceso de radiación que nunca antes se había aplicado a un paciente de esa edad en el país.

Jefferson tenía un tumor de 3.6 por 3.8 centímetros en el tallo cerebral; en neurocirugía ese es el lugar más difícil para operar.

Unas semanas antes de la cirugía, el niño había sido desahuciado por los especialistas del hospital Bloom. Los médicos determinaron que el tumor era inoperable por el lugar en el que estaba localizado, dado que el tallo cerebral es el centro que comanda todas las funciones del cuerpo.

Víctor Caceros, oncólogo radioterapeuta, del Centro Internacional del Cáncer, manifestó que el tumor tenía dos componentes, uno quístico (líquido) y otro sólido, este ejercía una gran presión sobre el tallo cerebral.

Esta condición había provocado que Jefferson dejara de alimentarse, caminar, hablar y la pérdida de conciencia; así en estas condiciones los especialistas de ese centro médico privado conocieron al niño.

El equipo de neurocirujanos y radiooncólogos evaluaron el caso y determinaron que era necesario realizar una cirugía de rescate (emergencia), en esas condiciones la expectativa de vida del niño era de una semana máximo.

“Decidimos hacer una cirugía de rescate para evitar que el niño falleciera en el transcurso de las siguientes 72 horas a cinco días, el único propósito de la cirugía era evitar la muerte eminente”, comentó Caceros.

Antecedentes

Fue a finales de julio de 2013, que Jefferson comenzó a dar muestras de que algo no andaba bien en su salud, la mano derecha se le torció, expulsaba bastante saliva y tenía dificultades para caminar.

Sus padres consultaron a un médico particular, quien indicó un examen de cerebro, Tomografía Axial Computarizada. Ahí apareció el tumor. Sus padres se acercaron al Bloom donde le colocaron una válvula en el cerebro porque tenía principios de hidrocefalia y lo desahuciaron, narró Marvin Chacón, padre del infante.

El 30 de agosto, el neurocirujano oncólogo, Eduardo Lovo, operó a Jefferson. La cirugía duró 12 horas y se hizo por neuronavegación.

“Jefferson puso a prueba toda la tecnología que existe”, comentó Lovo.

Para el procedimiento quirúrgico se requirió de un sistema de neuronavegación que incluía computadoras en los quirófanos que funcionan como una especie de GPS y ultrasonido en tiempo real, esta le indica al médico la trayectoria hacia el tumor.

Lovo explicó que también se necesitó de microcirugía para poder entrar y llegar al tumor de una forma segura.

Al lado izquierdo del cerebro se hizo una incisión de dos por tres centímetros guiado por las computadoras en quirófano, con unas pinzas especiales se atravesaron las paredes y componentes del cerebro y extraer el 50 por ciento del tumor.

“El tumor estaba encapsulado como una caja donde las paredes son sumamente valiosas porque estas llevan la información, entonces había que poder penetrar la pared sin hacer daño”, expresó el neurocirujano oncólogo.

El radiooncólogo explicó que este tipo de tumores, por estar en el tallo cerebral, no se puede retirar completamente, eso significaría quitar parte del tallo cerebral, en este caso el riesgo de muerte es superior al del 60 por ciento.

“Entonces el mejor esquema es descomprimir, sacar el líquido, que es lo que está produciendo el problema y después radiar las células”, agregó Caceros.

Jefferson salió del quirófano consciente y hablando, no requirió de Cuidados Intensivos (UCI), dos días después recibió el alta médica.

Lovo comentó que entre más se retira del tumor más posibilidades de daño existen, eso hubiera significado la muerte. “Hay muchos tumores que los podemos quitar todo, pero hay unos tumores que de antemano sabes que si intentas quitarlo todo, la muerte es casi inminente; entonces en esos tumores tienes una estrategia mixta. Esa estrategia mixta quiere decir voy a quitar un pedazo suficiente para ganar tiempo y salvarle la vida y dar radiocirugía al resto del tumor, a donde ya el riesgo de muerte no existe”, declaró Lovo.

Después de la operación el tumor se redujo en un 30 por ciento, según los estudios de imágenes.

El padre de Jefferson expresó que los cambios en su hijo se percibieron inmediatamente después del procedimiento quirúrgico.

“Me impactó porque salió despierto. No hay palabras para explicar, fue una gran emoción, yo sé que Dios hizo el milagro y se manifestó a través de los doctores”, agregó Chacón.

Dos semanas después, el infante regresó al Centro Internacional del Cáncer para la segunda parte del tratamiento, una radiocirugía.

“Ya no se hace una nueva operación si no que se usa la radiación como un bisturí, la radiación en dosis alta para matar las células tumorales”, dijo Caceros. El infante recibió una dosis alta de radiación por 11 minutos, para ello se usó un acelerador lineal.

Los médicos explicaron que para este procedimiento se necesitó anestesia general porque necesitaban que el niño no se moviera.

Jefferson es el paciente de menor edad en someterse a este procedimiento. Lovo expuso que la radiocirugía normalmente es un tratamiento ambulatorio, que dura unos 20 minutos aproximadamente.

“La radiocirugía es la entrega de una enorme cantidad de energía en un espacio puntual del cerebro con la intensión de destruir ese tumor, como es tan preciso no pueden haber movimientos milimétricos”, comentó el neurocirujano oncólogo.

Por su parte Caceros manifestó que un día después de la cirugía, el paciente se recuperó en un 60 por ciento; dos semanas después de la radiación ya comía y un mes después se comportaba como un niño sin ningún problema.

Lovo manifestó que Jefferson es un niño normal como que si nunca hubiera sido intervenido quirúrgicamente. “Son resultados del cielo a la tierra, hay que recordar que Jefferson no tenía alternativa de tratamiento, era un niño que estaba esperando fallecer”.

Caceros explicó que existe un 90 por ciento de posibilidades que el infante se cure porque este tipo de tumor que tenía responde bien a la radioterapia, pero el resto de la vida tendrá que estar en control. En los primeros cinco años se le hará una resonancia magnética cada seis meses.

Caceros agregó que en este tipo de tumores si no se hace nada, la mortalidad es del cien por ciento en menos de dos meses. De 10 niños, nueve mueren en el primer mes.

Cinco meses después de la cirugía, sus padres están felices disfrutando de cada travesura de Jefferson.