Escándalo de infidelidad pone en jaque a Hollande

El mandatario alega que es "su vida privada", pero los políticos le reclaman que su seguridad es de interés público.

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elsalvador.com

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2014-01-14 8:00:00

El presidente francés François Hollande enfrenta “dolorosos” cuestionamientos por la relación sentimental que le atribuyen con la actriz Julie Gayet, la cual ha llevado a la pareja oficial del gobernante al hospital e incluso ha puesto bajo riesgo la seguridad de él mismo.

Hollande, de 59 años, ha alegado que el “affaire” pertenece a su “vida privada”, pero se le ha criticado que sus escapadas al apartamento en el que se producían los encuentros con Gayet, de 41, rompieron el protocolo de su seguridad como Jefe de Estado, lo cual es asunto de interés público.

Lo que inquieta a muchos es que el inmueble donde se encontraban con la actriz tiene nexos con la mafia. Se trata de un apartamento en la calle Du Cirque, número 20, a dos calles del palacio del Elíseo, el cual está relacionado de forma indirecta con la banda mafiosa Brisa de Mar, una de las más pujantes de Córcega.

Los fotógrafos que robaron las imágenes del presidente ante la puerta alquilaron un piso enfrente para pillarlo. Nadie lo sabía ni lo impidió.

El agujero en los servicios de seguridad del presidente lleva a algunos observadores a afirmar que Manuel Valls, el ministro del Interior (más amigo de la pareja oficial del mandatario, Valérie Trierweiler, que de Hollande) ha traicionado a su jefe.

Sin embargo, según Le Monde, la pareja presidencial sospecha que han sido las redes subterráneas del anterior presidente, Nicolas Sarkozy, quienes han tendido la trampa a su sucesor.

El apartamento tiene detrás una historia bastante extraña. Su propietario es un jubilado de 71 años, Jean-Pierre Discazeaux, que vive en Biarritz, y que en 2011 alquiló el piso a la actriz Emmanuelle Hauck, nacida en Bastia (Córcega), quien a su vez se lo prestó a su amiga Julie Gayet, la amante de Hollande, mientras esta realizaba obras en su estudio de la calle Fauburg Saint-Honoré. Hollande llegaba en motocicleta conducida por un guardaespaldas.

Hauck estuvo casada hasta hace seis años y tiene seis hijos con el actor corso Michel Ferracci, condenado en noviembre pasado a 18 meses de cárcel por abuso de confianza en el proceso del Círculo Wagram, una timba clandestina parisiense de altos vuelos de la que Ferracci era director y que mantenía estrechos lazos con Brisa de Mar.

Hospitalización

Ante lo suscitado, Valérie Trierweiler ha estado hospitalizada con depresión desde el viernes después de que Closer, una revista del corazón, publicase fotografías de lo que se dijo era Hollande con un casco de motocicleta visitando a la actriz Julie Gayet en citas nocturnas.

“Todo el mundo en su vida personal se enfrenta a juicios. Ese es nuestro caso. Estos son momentos dolorosos. Pero tengo un principio, y es que la vida personal debe tratarse en privado, respetando la intimidad de cada persona”, expresó ayer Hollande a periodistas.

Además expresó su “total indignación” por la difusión del reportaje que sacó a la luz esa relación, descartó emprender medidas legales y lamentó que se haya violado una “libertad fundamental”, la del derecho a la vida privada, y aseguró que, pese a los interrogantes que sus escapadas han levantado, su seguridad está en todo momento garantizada.

Críticas parlamentarias

El tema incluso llegó al Parlamento ayer. Christian Jacob, un destacado legislador del partido opositor (de la conservadora UMP), acusó al presidente de correr riesgos no razonables.

“El presidente no es un ciudadano normal. Es el jefe de nuestros ejércitos. Es la piedra angular de nuestras instituciones. Su protección no debería sufrir por las aficiones”, dijo Jacob en la Asamblea Nacional.

“El presidente debería estar al tanto del nivel de responsabilidad que ejerce, estar al tanto que su cometido es mayor que su persona, y estar al tanto que encarna la imagen de Francia ante los ojos del mundo”, agregó el legislador.

Cuando se le preguntó si su seguridad estuvo en riesgo, Hollande respondió: “Mi seguridad está asegurada en cualquier parte, y en cualquier momento. Cuando viajo oficialmente y cuando viaje en privado, soy protegido de una forma que es menos sofocante. Pero estoy protegido en todas partes”.

A raíz de esto se cuestiona la prudencia de Hollande, quien expuso la función presidencial a un gran embrollo sentimental y del cual se ha visto inmerso, aunque sea de forma fortuita, en una red ligada a la mafia.

Según el diario digital Mediapart, si el ministro del Interior no sabía nada de todo eso, pecó de incompetencia, y si lo sabía parece razonable dudar de su lealtad a Hollande. Al respecto Valls dijo que “no estaba al corriente de los desplazamientos del presidente”: “Si decide ir a algún sitio, es su responsabilidad”, añadió. —Agencias