Recrudecen ataques contra policías y militares

Ministro de Justicia, Ricardo Perdomo, admite que hay una actitud más violenta de los grupos delictivos al enfrentarse a las autoridades

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El Diario de Hoy ha publicado en distintas ocasiones, en las últimas semanas, ataques de mareros a agentes durante procedimientos policiales.

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2014-01-16 8:00:00

Los ataques contra miembros de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada siguen imparables y solo en lo que va de enero se cuentan al menos 10. “Hay una actitud más violenta de parte de las pandillas en cuanto a la forma en cómo enfrentan a las autoridades”, admitió el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Perdomo, en una entrevista en televisión el martes por la mañana.

Uno de ellos fue perpetrado el miércoles por la noche, cuando varios pandilleros de la 18 intentaron atacar a un soldado que llegó vestido de civil a visitar a un amigo a la colonia La Usuluteca, en el departamento de Usulután.

La víctima, al advertir la presencia de los delincuentes, se quedó encerrada en el carro que conducía. Para su fortuna, en ese momento otros militares que patrullaban la zona se percataron del hecho y, en su intento por defenderlo, se enfrentaron a balazos con los pandilleros.

Uno de los delincuentes, que es menor de edad, fue alcanzado por una bala en un brazo. Posteriormente fue aprehendido junto a Milton Antonio Torres, de 21 años. Los dos son residentes de la referida colonia.

Ambos fueron llevados a las bartolinas policiales a la espera de ser acusados por el Ministerio Público, mientras que el resto de pandilleros logró escapar.

El ataque frustrado contra el militar ocurrió a las 7:00 de la noche, 12 horas después de que un agente de la Policía fue herido de bala en el pecho por otros mareros.

La agresión ocurrió mientras la víctima hacía un patrullaje, junto a otros compañeros, en la 3a. Avenida Norte, en la colonia Libertad, en el municipio de Colón.

Los policías respondieron al ataque y lesionaron de muerte a uno de los atacantes, identificado como Julio César Marroquín Méndez, de 18 años. También capturaron a dos de sus cómplices.

Tras el enfrentamiento, el inspector Miguel Vega, jefe de la subdelegación policial de Lourdes, manifestó que Marroquín Méndez y su hermano menor eran miembros activos de una pandilla.

Vega aseguró que el lugar donde se registró el intercambio de disparos es un territorio que se disputan las maras.

Agentes en alerta

Los ataques cometidos el miércoles contra el soldado y el agente policial no han sido los únicos registrados esta semana. La noche del martes, horas después de la entrevista ofrecida por el ministro Perdomo, otro grupo de delincuentes abrió fuego contra unos policías en el cantón La Fuente, en Tonacatepeque.

En el intercambio de disparos resultó lesionado uno de los policías, pero las autoridades informaron que su estado de salud era estable.

Los miembros de la corporación se defendieron e hirieron a Joel Abraham, uno de los atacantes, quien pereció de inmediato por la gravedad de sus lesiones.

En la cuenta de Facebook de la Policía Nacional Civil Sindical, uno de los agentes alertó a sus compañeros de que, el lunes pasado, unos 20 pandilleros intentaron matar a un agente cuando circulaba cerca de la zona franca El Pedregal, en San Pedro Masahuat, La Paz.

El miembro del grupo señaló que el policía pudo defenderse del ataque y logró evadir a los delincuentes; el informante usó la red social para exhortar a sus colegas a estar alerta ante estos ataques.

Ese mismo día, otro policía salió lesionado tras un tiroteo con varios pandilleros de la 18, ocurrido en Caluco, Sonsonate. En el enfrentamiento murió uno de los mareros.

“Hoy que se están incrementando los ataques contra nosotros tenemos que andar más alerta, hasta en los días en que estamos de licencia (descanso)”, dijo un agente.

Hasta ese día, la institución tenía registrados seis ataques contra miembros de la corporación policial.

Las estadísticas del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, según Perdomo, reflejan que en 2013 hubo 142 intercambios de disparos entre policías y delincuentes; los cuales causaron la muerte a seis agentes y provocaron lesiones a 15 más.

El panorama se complica si se toma en cuenta que los policías y soldados ya no son los únicos blancos de los grupos delictivos, puesto que también están atentado contra sus familiares.

“Son unos cobardes”

El pasado 9 de enero, cuando dos pandilleros de la 18 asesinaron en su casa a Juana Umaña, de 55 años, madre de un inspector de la Policía, los agentes que llegaron a custodiar la escena —en el cantón El Golfo, en San Juan Nonualco— calificaron el hecho como “un acto cobarde”, porque los delincuentes no solo atacaron a la víctima, pese a ser mayor de edad y estar indefensa, sino que lo hicieron frente a unos niños.

Sobre la posibilidad de que los pandilleros hayan atentado contra la señora por su parentesco con el agente policial, la comisionada Verónica Guadalupe Uriarte, jefa de la zona paracentral de la Policía expresó: “No podemos ni asegurarlo ni descartarlo, es la investigación la que va a demostrar este hecho cometido por pandilleros que han llegado a la casa mostrando, como siempre, su cobardía”.

Esta opinión es compartida por otros uniformados, quienes se consideran “buenos agentes” y dicen estar conscientes de lo arriesgado que es su trabajo; aseguran estar dispuestos a combatir a los delincuentes aunque tengan varias carencias para hacer su trabajo.

El asesinato de Umaña se sumó al de Ana María Melara, de 62 años, madre de otro empleado de la corporación policial, quien fue acribillada cuatro días antes, en Rosario de Mora, al sur de San Salvador.

Además del asesinato de las parientes de los agentes, las autoridades también registran el homicidio de Rafael Blandón Rivera, de 22 años, soldado que estaba de alta en el Destacamento Militar No. 1 de Chalatenango.

La víctima salió del cuartel el 3 de enero pasado para gozar de un fin de semana de descanso, pero ya no se presentó y sus parientes lo reportaron como desaparecido.

Tras cuatro días de búsqueda, Blandón fue encontrado muerto, con heridas de bala en la cabeza, en la lotificación Cihuatán, en Guazapa, al norte de San Salvador.

Las autoridades saben que lo mataron los cabecillas de una pandilla, pero aún no han establecido el móvil.

Desde el pasado 26 de diciembre a la fecha, varios policías han salido heridos en enfrentamientos con pandilleros mientras cumplían con su deber. Algunos ataques han ocurrido en El Paisnal, Usulután, Mejicanos y Santa Tecla.