El Salvador da pininos en el campo de la nanotecnología

Universidad privada tiene un proyecto de manufactura aditiva con impresión tridimensional para crear objetos que puedan servir en distintos campos de la industria

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Logotipos, piezas dentales y cuadros están entre los objetos que han sido diseñados e impresos como parte del proyecto. Fotos EDH / Susana Joma

Por Susana Joma nacional @eldiariodehoy.com

2014-01-02 9:00:00

La nanotecnología es la tecnología de los materiales y de las estructuras en la que magnitud se mide en nanómetros, es decir, milmillonésimas partes del metro. Así define ambos términos el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE).

En palabras del experto en educación Óscar Picardo Joao: “Es algo que viene, que tiene mucho peso y que está volviéndose importante como uno de los componentes de la productividad”.

Discretamente El Salvador está dando sus primeros pasos en este campo, una tecnología que tiene aplicación en la ingeniería, la química y la biología. En busca de llevar a cabo investigaciones que provean herramientas para el desarrollo económico del país, la Universidad Francisco Gavidia (UFG) se ha embarcado en proyectos vinculados con la nanotecnología.

Esta es una ciencia emergente que permite diseñar, manipular materiales y máquinas para generar productos a partir del reordenamiento de átomos.

Picardo Joao, director del Instituto de Ciencias de la UFG, detalló que para ello cuentan con el apoyo del físico Reimer Christoph, de origen salvadoreño, quien funge como investigador asociado.

“Él empezó a diseñar una serie de propuestas en el área de nanociencias. De todo el universo de nanotecnologías escogimos una primera etapa del proyecto, que es manufactura aditiva con impresión en 3D (tridimensional)”, precisa Picardo Joao.

La manufactura aditiva consiste en añadir material (plástico u otro ) de manera controlada (en cantidades muy pequeñas, submilimétricas) y de forma automática. El material se va fundiendo capa por capa hasta obtener la forma deseada del objeto. Una de las ventajas de este proceso es que no se desperdicia materia prima.

El director del Instituto de Ciencias de la UFG aseguró que ya están diseñando objetos utilizando plataformas informáticas de tipo Autocad, trasladando esos diseños a escala experimental utilizando plástico de diferente tipo y un impresor 3D que adquirieron en Holanda.

Para ello, la universidad cuenta con un espacio físico para albergar el personal y los equipos del proyecto. En esa área ya se pueden encontrar algunos objetos creados de esta manera. Los primeros han sido en color negro y recién empiezan a utilizar otros colores, como se tuvo la oportunidad de observar durante una visita.

Según Picardo Joao, el esfuerzo empezó hace un año y a estas alturas están enfocados en el trabajo experimental y haciendo convenios con organismos de otras naciones como Suiza y Costa Rica.

Esto es con el fin de empezar a desarrollar prototipos de productos que sean utilizados en diversos sectores: industrias automotriz y aeroespacial, arquitectura, diseño, medicina e ingeniería, entre otros.

Para este proyecto la universidad privada tiene que capacitar a operadores y diseñadores que puedan trabajar en ambientes digitales.

El centro de enseñanza superior también preparará un estudio para identificar la presencia de nanopartículas de plástico en el agua.

De acuerdo con lo expresado por el funcionario de la UFG, los plásticos que llegan al mar se van resecando con el tiempo, se resquebrajan y una vez convertidos en nanopartículas son consumidas por el hombre; por ejemplo, cuando traga agua y come especies de animales marinos. Las nanopartículas quedan alojadas en las células de dichos seres.

“Esto va a tener un impacto a nivel genético, de alimentos. Ya estamos consumiendo pescado, moluscos, mariscos que ya tienen plástico en su estructura molecular y eso es bastante grave y solo lo podemos ver y analizar desde la perspectiva nanométrica, de tal forma que parte del equipo que estamos pidiendo son microscopios nanométricos para comenzar a explorar y estudiar este fenómeno”, aseguró el también investigador.

La universidad también tiene otros proyectos de tipo informativo. Además una investigación sobre la generación de hielos en ambientes no tradicionales que empezará a desarrollarse este año.

“Estamos muy contentos porque son proyectos nuevos. Ya no estamos haciendo más de lo mismo, sino que estamos haciendo cambios importantes”, afirmó.

¿Por qué la UFG se enfoca en este tipo de proyectos? En palabras de Picardo Joao, revisaron el quehacer investigativo de universidades del mundo y concluyeron que no se podían quedar atrás.

Según él, es necesario que las universidades empiecen a invertir y a desarrollar otro tipo de proyectos, más allá de los tradicionales estudios sociales y humanísticos.

La UFG tiene proyectado invertir dos millones de dólares en cinco años. Solo en el arranque del proyecto de nanotecnología ha utilizado $388 mil en la compra de equipo y la conformación de una unidad especial.

Si bien el Instituto de Ciencias no ha definido qué tipo de productos se dedicará a producir con la nanotecnología, Picardo Joao aseveró que se inclinan experimentalmente por el área automotriz.

“Después veremos qué alianzas podemos hacer con el sector privado y qué necesidades hay. Si una empresa me dice ‘necesito hacer esta pieza —porque se me está rompiendo constantemente y traerla de Singapur o de Australia me sale muy caro—, ¿me la pueden hacer?’ Quizá sí podemos hacerla”, cita como ejemplo.

La apuesta también estaría en hacer manufactura aditiva en madera y metales, indicó. Ahora solamente trabajan con el plástico.

La institución educativa también gestionará donativos de equipo con sus similares de países desarrollados para poder seguir avanzando.

Según las autoridades de esta universidad, la investigación tiene que estar al servicio de la productividad y al servicio de la academia.

Consideran que si el centro no potencia la investigación para solucionar problemas reales del sector productivo los graduados no estarán preparados para responder a esa demanda. Además creen que empujar la investigación desde esta perspectiva da una ventaja competitiva a los graduados de universidades, pues pueden aspirar a mejores salarios.

En la comunidad científica internacional existe el consenso de que la llamada “nanociencia” llevará a una segunda revolución industrial en el siglo XXI. Incluso afirman que muchas creaciones derivadas de ella estarán entre los avances tecnológicos que cambiarán al mundo.