La exhibición de películas en el país comenzó a finales del siglo XIX en un hotel que se llamaba Americano, en el centro histórico.
Luego, ya a principios del siglo XIX como aún no habían salas propiamente dichas, se ocuparon los teatros.
Las primeras empresas distribuidoras de películas también rentaban el espacio para proyectar cine y fue tanto el gusto que despertó entre la gente, que poco a poco este, y el resto de teatros, fueron perdiendo su carácter original hasta convertirse en cines.
Según investigaciones del historiador Héctor Sermeño llegó un momento que en todo pueblo y municipio de El Salvador había una sala de cine convirtiéndose en un entretenimiento para todos.
Lo que se proyectaba venía de Hollywood y a partir de los años 30, el cine mexicano entró en gran escala y también las producciones argentinas.
La razón es que en esa época, el 80% de la población era analfabeta y las películas venían doblabas al español, algo que aprovecharon las industrias latinas, ya que la gente en su mayoría no podía leer y por eso las prefería.
Busque mañana en nuestra edición papel la primera entrega de esta interesante investigación periodística.