Luis Zometa tenía que llegar a las 8:30 a.m. a una reunión por la zona del estadio “Mágico” González, pero no fue así.
A esa hora estaba esperando el bus de la ruta 7C enfrente de la Terminal de Oriente, en San Salvador. Por cierto, aguardó unos 25 minutos y el transporte no aparecía. A la demora le sumaron otros 20 para que abordase el bus.
Zometa dijo entre dientes que tenía la esperanza de que su retraso no le fuera a ocasionar otro problema mayor.
El señor de tez morena, ojos medianos y vestimenta formal se mostró tranquilo, pero expectante por su retraso.
El afectado lamentó que tuvo que levantarse a las cuatro de la mañana para viajar de San Miguel hacia San Salvador.
“Antes de los trabajos del Sitramss salía a las cinco, seis de la mañana y sabía que llegaba a tiempo. Hoy salgo más temprano y no sé sí voy a llegar a tiempo o qué va pasar”, afirmó.
Añadió que es un viaje “incierto porque nunca se sabe qué va a pasar”.
En esas mismas vías circulan millares de personas, quienes comparten experiencias similares a la del migueleño.
Solo ayer, desde la 50a Avenida Norte, al pasar por la Avenida Peralta e incorporarse a la Juan Pablo II, los conductores se tardaron 40 minutos en un tramo de unas siete cuadras.
Zometa lo calificó de exagerado y señaló que “es demasiado complicado el tráfico por obras del Sitramss”.
Mientras el pasajero hacía un recuento de las veces que ha llegado tarde a su reuniones, de la ocasión que el bus lo dejó por el parque Infantil y tenía que llegar a la Terminal de Oriente con carga y otro par de historias similares.
Luis vio con temor que dentro de 14 días debería visitar de nuevo la capital. “Quizá será otro regreso complicado y con más problemas”, asintió.
Y lamentó que los embotellamientos por las obras de construcción de los carriles segregados en el Bulevar del Ejército y la Alameda Juan Pablo II del Sitramss no sólo afecten a los conductores de los vehículos particulares, sino también a los usuarios del transporte colectivo.