¿Es “campaña sucia” exponer pasados delictivos?

Divulgar la verdad, exponer realidades y sucesos, no es campaña sucia. Lo sucio es pretender manipular hechos y más cuando se amenaza a medios de difusión que son los mensajeros de sucesos, de lo que se dice y se piensa

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Jackeline Rivera, del FMLN, sostuvo que esperan "conquistar" el corazón de los salvadoreños al presentar las obras del gobierno actual como logros del partido de izquierda. foto edh / ARCHIVO

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2013-10-30 6:00:00

“Qué es una campaña sucia y quien puede definirla”, se preguntó el Arzobispo de San Salvador a raíz del intento de censura para proteger a los candidatos comunistas. No es campaña sucia, por las señales que hay, acusar al candidato de ARENA de malversación cuando no se ha demostrado que la haya, pero es campaña sucia recordar asesinatos y atrocidades de la yunta roja.

El Arzobispo advirtió al Tribunal Electoral lo improcedente de coartar en alguna forma, la libertad de expresión, un derecho constitucional no sujeto a disposiciones o medidas de entidades oficiales. La ley garantiza, de manera explícita, ese derecho, señalando sus limitaciones, sin que ellas contemplen multas, coacción o censura de parte del TSE o de cualquier institución de gobierno.

Traer a cuenta conductas delincuenciales, violaciones a la ley, crímenes perpetrados, atrocidades, como también destacar logros académicos o trayectorias profesionales honrosas, es parte del proceso de informar a los ciudadanos sobre lo que son los candidatos y lo que se puede esperar de ellos.

El TSE no puede, por iniciativa propia, amenazar a los medios de difusión ni menos multarlos o sancionarlos, por ser mensajeros de lo que partidos legalmente inscritos digan, declaren, divulguen, expongan, recuerden o critiquen. La intromisión de agentes externos, funcionarios o grupos de fuerza tratando de forzar o vetar información, es ilegítima y es inmoral.

La Constitución exige como un requisito esencial para presentarse como candidato a cargos públicos, ser de instrucción y moralidad notorias. La ciudadanía al igual que el TSE tienen que velar por que eso se cumpla, examinando el pasado de cada uno de ellos, lo que en las presentes circunstancias no sólo no ha hecho, sino que además legitima a personajes carentes de educación y lo peor, de conocida perversidad.

No descansan en sus meneos para tapar la podredumbre

No irá más que al desastre un país que caiga en manos de individuos con un nivel educativo inferior al plan básico, sin experiencia como productores y sin otras credenciales que las propias de exaltados y violentos.

Lo que está sucediendo en Venezuela con Maduro y en Bolivia con Morales es un macabro preludio de lo que puede ocurrir en El Salvador.

La postura del TSE respecto a “campañas sucias”, arrogándose la tarea de definirlas al capricho, la tarea de los compadres en una movida, es la de tapar, querer esconder, pintar sepulcros, absolver a dedo a delincuentes. Es el proceder característico de todas las dictaduras, la de vendar los ojos de sus súbditos, amordazarlos y ensordecerlos con el ruido de la propaganda.

Son válidos, y de suma importancia, los esfuerzos y las advertencias que partidos o grupos ciudadanos hagan para que la gente conozca el pasado de cualquier candidato, de todos los candidatos. Y son precisamente los que más tienen que esconder los que vienen haciendo intentos para que no se hable de lo que son y de lo que han perpetrado, como el intento de la Asamblea de impedir toda referencia a la verdad.

Divulgar la verdad, exponer realidades y sucesos, no es campaña sucia. Lo sucio es pretender manipular hechos y más cuando se amenaza a medios de difusión que son los mensajeros de sucesos, de lo que se dice y se piensa.

El actual régimen no cesa en sus intentos de censurar, acallar, esconder, escabullir responsabilidades. Y para ello insulta, amenaza, coacciona y castiga a los informadores.