Maestros desterrados de escuelas por maras

Un profesor ha quedado desempleado tras huir amenazado de la escuela donde daba clases

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Tres maestros han salido huyendo de la escuela del cantón Santa Anita, en Tenancingo.

Por sucesos@eldiariodehoy.com

2013-09-23 8:00:00

E.M.M. estudió poco más de tres años en una universidad para convertirse en profesor. Le apasionaba la docencia, mas no se imaginaba que por culpa de las pandillas solo ejercería tres años como tal.

Es calificado por sus compañeros como un buen profesor, respetuoso con los estudiantes y de buen trato con estos. Sin embargo, hace tres meses tuvo que salir huyendo del centro escolar del cantón Santa Anita, situado en el municipio de Tenancingo.

Una tarde de junio, un pandillero del Barrio 18 que delinque en Tecoluco Abajo llegó a la escuela, lo llamó a él solo y lo amenazó: si seguía llegando a la escuela lo matarían.

¿Cuál fue la falta de E.M.M.? Días antes le había hecho un llamado de atención a una alumna que estaba actuando de forma indebida dentro de la escuela.

El profesor no podría haber adivinado que aquella joven se quejaría con su novio, un pandillero del Barrio 18. Y aunque no había razón para tal queja, la pandilla le demostró que quienes mandaban en ese lugar eran ellos.

El maestro prefirió no apostar a si los pandilleros cumplirían o no la amenaza: desde hace tres meses no ejerce más la docencia y hoy está desempleado. Lo confirmaron fuentes de la Dirección Departamental de Educación de Cuscatlán.

Desencantado con el sistema educativo, del que no quiere saber nada y dice que mejor buscará otras opciones para ganarse la vida y así mantener a su familia, considera que todo el sistema educativo está sometido por las pandillas.

Según E.M.M., él perdió su plaza como maestro dentro del Ministerio de Educación (Mined) debido a que pasaron más de dos meses y esa cartera de Estado no le resolvió su situación, no lo reubicó.

El Mined le presentó dos opciones: que se fuera a dar clases a la escuela de la comunidad Nueva Consolación, en la jurisdicción del municipio de Suchitoto, aproximadamente a 70 kilómetros de su lugar de residencia, o a una escuela de Ciudad Delgado.

La primera opción le generaría un gasto diario de cinco dólares de transporte. Con la segunda se desencantó cuando fue a conocer la escuela a Ciudad Delgado, al ver el aparente asedio de pandillas tanto dentro como afuera.

E.M.M. dice que esa escuela está justo en la línea divisoria de las pandillas Salvatrucha y 18. Atrás domina una y enfrente la otra.

El profesor dice que prefirió renunciar a su carrera para no seguir bajo el yugo que las pandillas imponen al sistema educativo público.

Un excelente profesor

El sábado anterior, El Diario de Hoy entrevistó a Nohemy Servellón, directora departamental del Mined en Cuscatlán. Ella no sabía que E.M.M. había decidido abandonar el magisterio.

La funcionaria comenzó afirmando que el maestro había regresado a dar clases a la escuela de donde había huido.

Luego explicó que si este profesor no había regresado al centro escolar del cantón Santa Anita era por su propia voluntad, pues aseguró que le constaba que los padres de familia de ese lugar, frente a ella, le garantizaron que no le pasaría nada malo, que lo saldrían a dejar hasta donde abordara el autobús, pues era un excelente profesor y no querían perderlo.

Padres de familia del sector, sin embargo, dijeron algo distinto a lo dicho por la funcionaria. Manifestaron que una comitiva de ellos acompañó a la directora del centro escolar hasta la Dirección Departamental del Mined para pedir que les enviaran a un profesor que sustituyera a E.M. M.

De acuerdo con el docente exiliado, al asedio de las pandillas se suma la indiferencia de las autoridades de Educación y la represión que esa cartera de Estado hace cuando algún maestro se atreve a exponer las cosas malas que ocurren dentro de las escuelas.

La orden es callar, de lo contrario, los primeros sancionados son los directores y subdirectores, denunciaron algunos profesores.

“En las escuelas pasan muchas cosas que, por temor a ser amonestados por las autoridades educativas, no se dicen”, explicó una maestra recién fue trasladada del municipio de San Pedro Perulapán.

En lo anterior coincidieron muchos maestros del sector.

Por ejemplo, padres de familia de la escuela de Tecoluco Abajo aseguran que tienen más de dos años de estar pidiendo a la Dirección Departamental que gestione seguridad policial para esa escuela.

Las solicitudes, no obstante, no han tenido eco hasta ahora y los resultados están a la vista: tres grandes grafitis del barrio 18 atraen la atención de cualquier visitante; están pintados convenientemente para que sean perceptibles desde fuera de la escuela.

“Promoción 2013 18”

El presupuesto para pintura se ha agotado. Los grafitis permanecen y no solamente los de la fachada, sino en la parte trasera de los baños, donde uno atrae la atención: “Promoción 2013 18”.

Tras los baños de la escuela está un grafiti que sugiere que ha sido pintado por la promoción de noveno grado de este año.

Los grafitis están presentes incluso en la escuela del cantón La Esperanza, donde hay presencia de un destacamento de soldados. En los baños hay una consigna: “ber (sic), ohir (sic) y callar”.

Pero el poder de las pandillas no se ha manifestado solo con hechos recientes como la pinta de grafitis dentro de los centros escolares, con las amenazas hechas a la directora de una escuela de Tecoluco o con las intimidaciones que obligaron al exilio al profesor E.M.M. de la escuela del cantón Santa Anita.

Hace tres años, Esmeralda y Sandra tuvieron que salir huyendo de esa misma escuela (cantón Santa Anita). Ambas maestras, de matemática e inglés, tenían a un alumno que era miembro del Barrio 18 que era muy mal estudiante.

El pandillero les pidió que le ayudaran con las notas para aprobar el grado, pero ante la negativa de las profesoras, el estudiante-pandillero las amenazó de muerte.