Más de mil años de cárcel para Ariel Castro, el secuestrador de Cleveland

El puertorriqueño Ariel Castro fue condenado por retener a tres mujeres cautivas en su casa por más de una década y violarlas repetidamente.

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elsalvador.com

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2013-08-01 7:00:00

OHIO. Ariel Castro, el hombre que violó, maltrató y secuestró durante una década a tres mujeres en Cleveland fue sentenciado ayer a pasar el resto de su vida en prisión y una de sus víctimas, Michelle Knight, le advirtió de que su propio “infierno” acaba de comenzar.

Castro, de 53 años y origen puertorriqueño, recibió una condena a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por el cargo más grave al que se enfrentaba, el de homicidio agravado, por golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle abortos.

Por el resto de los casi 1,000 cargos, entre ellos cientos por violación, Castro recibió varias condenas consecutivas que suman otros 1,000 años más en prisión. La sentencia responde al acuerdo de culpabilidad que su defensa acordó la semana pasada con la fiscalía para que Castro se librara de la pena de muerte.

“Usted separó a tres mujeres de sus familias y sus comunidades, las hizo esclavas y las trató como si no fueran personas”, dijo el juez Michael J. Russo a Castro al anunciar la sentencia y considerarla “proporcional” al “daño” realizado por el exconductor de autobús escolar.

Las tres mujeres, Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús, fueron secuestradas por Castro en los años 2002, 2003 y 2004, y recuperaron la libertad en mayo pasado.

Knight habló entre sollozos en la audiencia ayer y declaró que Castro le “robó” 11 años de su vida. “Pasé 11 años en el infierno. Ahora tu infierno acaba de comenzar”.

“Lloré cada noche, los años se volvieron una eternidad”, rememoró Knight al recordar que cuando fue secuestrada en 2002 tenía un hijo de apenas 2 años que se quedó “muy solo”.

También habló una familiar de DeJesús, que dijo de ella que es “una superviviente” y en español, dirigiéndose a Castro directamente, señaló: “Que Dios se apiade de tu alma”.

Por su parte, antes de conocer la sentencia Castro pidió perdón a las jóvenes y a su familia, y sostuvo que él también es una víctima al hablar de los abusos sexuales que dice haber sufrido cuando era joven y de su adicción a la pornografía.

Además, relató que en la casa en la que mantuvo secuestradas a las tres mujeres había “armonía” y que las acusaciones de abusos sexuales son “falsas”, puesto que, según él, “muchas veces” ellas le pidieron tener sexo.

El 6 de mayo, en un descuido de Castro, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos.

Un vecino, Charles Ramsey, acudió en su rescate y ayudó a la joven a romper la puerta de la casa en la que estaba secuestrada. Berry reveló entonces que en la casa había más personas recluidas contra su voluntad: DeJesús, Knight y su propia hija, de 6 años, fruto de los abusos de Castro.

Algunos detalles horribles del calvario de las mujeres ya habían surgido, incluyendo de que las encadenaba a postes en el sótano o a un calentador de habitación o en el interior de una camioneta. Una mujer fue obligada a llevar un casco de motocicleta mientras estaba encadenada en el sótano y, después de que trató de escapar colocó el cordón de una aspiradora alrededor de su cuello.

Castro mató de hambre y golpeó en varias ocasiones a una de las víctimas cada vez que estuvo embarazada, y la obligó a abortar cinco veces.

Luego, obligó a la misma mujer bajo amenaza de muerte a que ayudara en el nacimiento de la hija que tuvo con otra víctima el día de Navidad de 2006. El mismo día, según los fiscales, Castro violó a la mujer que ayudó a que naciera su hija.

—AGENCIAS.