Carta a Nayib Bukele

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En la comuna capitalina fueron capacitados los agentes de Conchagua. fotos edh / insy Mendoza

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2013-07-01 7:00:00

Alcalde:

Me encantó tu cuento del trompón en el patio de la escuela. Gracioso como lo contaste el otro día a Pencho y Aída. Mi papá me dio el mismo consejo: Si te pegan, pegáles más fuerte…

Sólo que yo, cuando crecí, dejé de hacerle caso a mi papá, quien era un tipo demasiado autoritario. Así que en mi infancia viví a plenitud esta teoría machista del trompón que tanto te fascina. Pero luego, ya metiéndome en movimientos rebeldes contra el autoritarismo de la generación de nuestros padres todavía marcada por la dictadura y la guerra, detecté el poder de la palabra, de la crítica, del debate. No sólo para defender una causa, también (siempre cuando fuera necesario) para defenderse de los imbéciles…

Mis 12 años de guerrillero me los pasé tirando mil veces más palabras que balas. Escribí editoriales para la Venceremos y edité películas, mientras mis compañeros se dedicaron a topar batallones élite y sacarlos del nororiente del país.

Pero guerra es guerra – y la vida de guerrillero me hizo revivir esta vieja regla que marcó mi infancia: La mejor defensa es el ataque. Quien no aprendió bien esta regla, difícilmente sobrevivió la guerra.

Así que al fin, señor alcalde, tal vez somos más parecidos que ambos queremos reconocer – ya que nos caemos tan mal mutuamente. Yo, cuando me tiran mierda, la levanto y la tiro de regreso. Siempre. Es un reflejo. No es muy elegante, pero sí es eficiente. La diferencia es: Para mí no es para callar a nadie. Para vos, el trompón es para que el otro deje de molestar.

En la historia que contaste a Pencho y Aída, de repente vos sos la víctima: el pobre bichito que para defenderse de los ataques de los demás, recurre a la estrategia del trompón de su papá. Pero resulta que a ambos no nos queda nada bien la pose de víctima. No somos víctimas. Vos y tus amigos mantienen poderosas estructuras de ataque cibernético. Y yo, con mis cartas, ataco fuerte -aunque siempre de frente, nunca desde el anonimato. No te queda la historia del pobre bichito y el bully…

Así como te he criticado, he escrito sobre muchos políticos. No tengo ningún problema que me devolvás la crítica, igual de fuerte. Sólo que nunca te he escuchado hacerlo – tal vez con excepción del reciente programa con Pencho y Aída.

Cuando me echaste encima el shit storm digital, activando las múltiples redes que diferentes actores políticos sistemáticamente han creado para el propósito de hundir a un adversario en una tormenta de insultos y difamaciones, pensabas que me estabas dando el famoso trompón, como tú mismo dijiste en Radio Fuego, pero no estabas dando debate crítico. Debate crítico no funciona activando redes de spiders y fanáticos para insultar al adversario. Es más, esto mata el debate crítico.

No voy a repetir aquí toda la secuencia del pleito cibernético que se armó, a partir de que le dije “loser” a un tipo en twitter que me quería expulsar de nuestro país, con el argumento que aquí nadie me quiere.

Okay, esto te dio pauta a vos, Armaste el shitstorm contra #PaoloLoser – para mostrar que tienes la capacidad de pegar duro y rápido. Pero en la teoría de nuestros papás, el trompón tiene que conseguirte que de una vez por todo dejen de joderte. En este sentido, la estrategia del trompón no te va a funcionar: seguirás siendo sujeto de crítica. Y este servidor de tragos y críticas, no se va a ir del país, ni va a dejar de ejercer su oficio.

Así que, mejor nos preparamos para un largo debate.

Saludos de Paolo Lüers