Un tribunal de apelaciones de Nueva York ratificó el martes el veto a la polémica prohibición de los refrescos gigantes impulsada por el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, con la que buscaba ampliar su lucha para combatir la obesidad entre sus conciudadanos.
La ley, la primera de estas características en Estados Unidos, pretendía prohibir las bebidas con altos niveles de azúcar y de más de 16 onzas en los comercios regulados por el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York.
Pero, según la decisión unánime del departamento de la división de apelaciones del Tribunal Supremo del estado, la normativa “viola el principio del Estado de separación de poderes”.
Esta decisión de la corte de apelaciones se produce después de que el pasado 11 de marzo un juez de Nueva York invalidara esta ley tan solo un día antes de que entrara en vigor al considerarla “arbitraria”.
“La decisión es un contratiempo temporal y la apelaremos para continuar nuestra lucha contra la epidemia de la obesidad”, dijo Michael Bloomberg en un comunicado.
El abogado de la ciudad, Michael Cardozo, indicó que apelarán “lo más rápido posible” porque no están “de acuerdo con el razonamiento de la corte”.
“Existen numerosos precedentes en los que la Junta de Salud adoptó medidas importantes para proteger la salud pública de los neoyorquinos”, detalló Cardozo.
En palabras del primer edil, desde que se impidió que entrara en vigor esta medida para limitar el tamaño de las bebidas azucaradas en la ciudad de Nueva York, “más de 2,000 neoyorquinos han muerto a causa de los efectos de la diabetes”.
Esta normativa fue aprobada por la Junta de Salud de la ciudad el pasado septiembre y desde entonces el alcalde ha recibido muchas críticas, especialmente de los pequeños negocios, que han manifestado su malestar al considerar que la medida les perjudicaría frente a las grandes cadenas.
Con la medida, no podrían vender sodas, limonadas, té helado o bebidas energéticas de gran tamaño y alto contenido calórico los restaurantes, cadenas de comida rápida, carritos callejeros, estadios, salas de conciertos, tiendas de ultramarinos y las populares “bodegas”. —EFE