Las “remesas” del chavismo y el trueque al estilo indígena

Lo que hace falta o no funciona bien es causado por las ocurrencias y las imposiciones de la clase política, no sólo en El Salvador sino también en Venezuela y en toda nación que cae en manos de incapaces

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Salarios competitivos o sobres debajo de la mesa

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2013-07-01 6:02:00

Petrocaribe”, el grupo de encubiertas satrapías que lidera el petróleo venezolano, se reunió en Managua el fin de semana, con la asistencia desde “el invitado especial”, Evo, hasta las pequeñas islas/estados del Caribe.

Lo que mueve el tinglado es la vital necesidad de Venezuela de conseguir alimentos, para lo cual el régimen propone un trueque de petróleo y sus derivados, por maíz, carne, café, azúcar… lo que la gente necesita para sostenerse, como asimismo papel higiénico, jabón, vendajes, alcohol, medicinas.

Venezuela es, a gran escala, el caso de muchas familias salvadoreñas y centroamericanas que viven de remesas pero que no trabajan: mes a mes les llega el chequecito (dineritos a los que los rojos ya les pusieron el ojo como se deduce de la propuesta de su candidato de “abaratar los envíos”), con lo que evitan las molestias de buscar empleo, de hacer algo productivo, de ganar por su cuenta parte del pan que los sostiene vivos.

Las remesas para los venezolanos son el petróleo bajo la tierra, un recurso inmenso pero no eterno que extraen, procesan y venden. Y de esa venta es que se sostienen los programas “sociales” del chavismo, consistentes en repartir en función política y electoral la renta petrolera, creando en el proceso una clase dependiente, casi parasitaria.

Hasta allí el esquema resiste, como en nuestro país la economía sigue su marcha pese al lastre de la nueva clase ociosa que ha generado, entre otros fenómenos, que trabajen la tierra hondureños y nicaragüenses, al revés de lo que fue antes.

El grave problema que enfrenta Venezuela es la otra fase del chavismo, abocada a perseguir y en muchos casos a aniquilar a los productores, sean de alimentos, bienes de consumo, servicios y lo que usa y demanda una población activa y en crecimiento.

Pese a la calamidad general, se encuentra de todo

Aunque no sean “autosuficientes”, en el pleno sentido del concepto, al menos los países centroamericanos fabrican, cosechan y ofrecen la mayoría de bienes que personas, familias y sectores necesitan y utilizan, desde cosméticos y toallas sanitarias hasta medicinas, servicios financieros y ropa. Mucho de lo que aquí se utiliza es de manufactura guatemalteca o costarricense, como también lo que allá consumen puede provenir de El Salvador, sin que haya necesidad de firmar pactos para establecer un sistema de “trueques”: los mercados por si solos establecen los equilibrios y los precios de todo en un proceso dinámico y en perpetuo cambio.

Venezuela, se nos dice, “pasa por una seria crisis de desabastecimiento de alimentos y de papel higiénico en los supermercados, situación que ha causado muchas discusiones entre los mismos venezolanos, al punto de que dirigentes chavistas han llegado a preguntar si lo que los opositores desean es “patria o papel higiénico”.

Pero lo uno no excluye a lo otro, como sucede en cualquier país ordenado. Hasta el momento, pese a la calamitosa gestión del régimen de “el cambio”, en los supermercados del país, como en los establecimientos comerciales y en nuestras ciudades, nadie anda a la búsqueda de aceite comestible como en la época del duartismo.

Lo que hace falta o no funciona bien es causado por las ocurrencias y las imposiciones de la clase política, no sólo en El Salvador sino también en Venezuela y en toda nación que cae en manos de incapaces.”