La Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) al hacer un análisis de la banca y de las asociaciones de ahorro y crédito afirmó que el sistema en general se encuentra sano y prueba de ello es que más instituciones han entrado, y otras están pujando por entrar a operar en El Salvador.
“Monitoreamos a diario los indicadores de las instituciones, y en promedio las reservas de liquidez andan en promedio entre 105 a 112 %, más allá de los que exige la ley del 100 %”, dijo Víctor Ramírez, titular de la SSF.
Debido a las exigentes normas que impone la Ley de Bancos, las instituciones financieras salvadoreñas son bastantes seguras, tienen buena liquidez y solvencia, y las exigencias de patrimonio son más elevadas que en otros países, porque acá se les pide 12 % y las normas de Basilea piden alrededor del 8 %.
Asimismo recalcó que tanto los créditos como los depósitos del público han experimentando un repunte, leve quizá, pero importante, y continúan subiendo por encima de los niveles de 2008.
Para Ramírez otro aspecto que abona a la fortaleza del sistema financiero fue el ingreso de los bancos extranjeros, que trajeron “know how” de primer mundo y buenas prácticas de gobierno corporativo, lo que hizo que las entidades nacionales quisieran imitar esas buenas prácticas en términos de capital, de reservas de liquidez y reservas por incobrabilidad.
Argumentó que en un momento dado la morosidad llegó a niveles del 5 % y ahora está se ha recuperado y anda en 2.6 %, lo que es bueno para los bancos.
Finalmente, detalló que en nuestro país aún hay oportunidades para hacer negocio en este mercado, prueba de ello fue el ingreso del Banco Azteca y Credicomer, entidades que han comenzado a estabilizarse.
“El mercado todavía da oportunidades para hacer negocios acá, lo que estamos viendo son accionistas que vienen e invierten en el país”, recalcó.
Recientemente comenzó a operar la sociedad de ahorro y crédito Constelación, la cual se anunció en los principales periódicos de la nación.
Además, se acaba de autorizar a financiera Multivalores para constituirse como sociedad y sólo le falta el aval de la Superintendencia para operar, eso significa que se deben revisar sus sistemas informáticos para poder realizar cruces de información. Acá el accionista principal es de nacionalidad nicaragüense.
“Eso me recuerda, indicó el superintendente, a un banquero que dijo que Centroamérica es vista por la banca internacional como una torta que puede ser partida y que aún da para que coman muchos”.