No con mi pensión, por favor

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No con mi pensión, por favor

Por Por Carlos Jovel Munguía*

2013-07-07 6:04:00

Durante diez años, coticé en el sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones en El Salvador. A pesar de vivir fuera, puedo decir al centavo cuánto dinero tengo en mi cuenta para retiro. Esta es una de las bondades del sistema: los trabajadores nos volvimos propietarios. Es nuestro comportamiento en la etapa activa y la capacidad de inversión de administradores especializados, lo que determina la calidad de nuestra pensión. Esta dosis de responsabilidad individual, suele no gustar a algunos: argumentan que el sistema es poco solidario. Olvidan que la solidaridad resultó poco relevante para los trabajadores, cuando su pensión de retiro dependió de variables que no controlan, como el crecimiento demográfico, el estado general de las finanzas del gobierno o las conveniencias de los políticos de turno.

Los tradicionales sistemas de reparto, por lo general están quebrados. La carga de la deuda asociada a pensiones en Europa, es quizás la principal limitante para su recuperación económica. En Japón, el ministro de Finanzas recientemente conmocionó al mundo al sugerir a los retirados morirse rápido para ordenar las cuentas. Y en El Salvador, la deuda con los pensionados del ISSS tiene en aprietos financieros al gobierno: el problema fuera mayor de no haberse transitado en 1998 al modelo de AFP.

Es por lo arriba planteado, que llama la atención escuchar al candidato presidencial del FMLN hablar de transformar el sistema de pensiones en uno “público, universal y solidario, abierto e incluyente”; ¿A qué se refiere? ¿Cuál es el referente mundial que apalanca el modelo que propone?

El economista José Piñera, arquitecto chileno del modelo de AFP, ha dedicado su vida a difundir las ventajas del sistema. Alrededor de 30 países migraron a este modelo como solución a sus problemas. Así como el FMLN, algunos en su país de vez en cuando critican el modelo.

Discutir con argumentos los resultados, es algo que disfruta José Piñera: el modelo implementado en 1980, fue mantenido y apoyado por el 100% de los presidentes chilenos. De los cuales, dos del Partido Socialista, profundizaron el sistema a través de la creación de multifondos de inversión (Lagos) y la afiliación obligatoria de un millón de trabajadores independientes (Bachelet).

La deuda de pensiones como porcentaje del Producto Nacional Bruto de Chile era en 1980 del 100%, 32 años después es sólo del 6%. En tres décadas, la rentabilidad de los fondos de los trabajadores chilenos ha sido envidiable: 8.7% real (sobre la inflación). Del total del capital actual en las cuentas de ahorro de los trabajadores, sólo el 27% viene de aportes directos: 73% es producto de la rentabilidad. Además de esto, las pensiones chilenas alcanzan la media de las de la OCDE, con significativamente menos aporte (~10% de los ingresos, vs. ~20%), y sin apilar montañas de deuda, ni ser un obstáculo al crecimiento de la economía.

¿El sistema es perfecto? No. Ninguno lo es. El monto de una pensión depende del aporte del trabajador durante su etapa activa: personas con pocos años de cotización o con períodos sin empleo ven afectado el monto para su retiro. Ha habido ajustes paralelos al modelo, como asegurar una pensión mínima, y otros en discusión, como atar la rentabilidad de las AFP con la de los fondos que administran. Nada estructural que arriesgue la viabilidad económica y los beneficios del sistema.

En El Salvador, al margen de nuestras ideas políticas, todos estamos de acuerdo que los trabajadores merecemos un retiro digno. Obligarnos por ley, a prestarle al gobierno al 1.25% de interés cuando podríamos obtener al menos 7% en instrumentos alternativos, afecta nuestros fondos personales, y la calidad de nuestra vejez, además de subsidiar la ineficiencia en la gestión. En 30 años, cuando enfrentemos pensiones de hambre, nadie recordará que son producto de haber invertido nuestros ahorros en instrumentos que esconden gasto gubernamental o rescatan proyectos fallidos como el de FONAVIPO. Es por eso que la lucha debemos darla hoy. No importa nuestra ideología.

*Lic. En Economía y Negocios

@jovelmunguia