Familias de Olocuilta afectadas por retiro de transporte público

El Viceministerio de Transporte suspendió permiso de circulación de microbuses

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La situación se vuelve difícil para las personas que deben abordar las unidades con niños y para los usuarios de la tercera edad.fotos edh / omar carbonero

Por Ricardo Guevara comunidades@eldiariodehoy.com

2013-07-08 7:00:00

El calvario de Maritza Hernández se repite todas las mañanas, cuando a primera hora del día debe buscar la forma de transportarse hacia el centro de San Salvador.

“Todos los que vivimos en Montelimar buscamos diversas alternativas para viajar, ya que las pocas Coaster que han quedado dando el servicio no dan abasto”, dice Maritza, quien trabaja como vendedora en la capital.

El total de unidades que circulaban hace un mes hacia Olocuilta era de 30 unidades, de las cuales 22 ingresaban a la colonia.

El problema inició el 1 de julio cuando el Viceministerio de Transporte suspendió el permiso de microbuses de la ruta A-1, que hace su recorrido desde Montelimar hasta el centro de San Salvador.

Según el Vmt, a los transportistas se les dio el plazo de un año para que cambiaran los microbuses que tuvieran sólo una puerta por unidades con dos puertas, y el plazo venció el pasado 1 de julio.

En la actualidad solo hay 11 unidades que cumplen la normativa, y de estas, siete prestan el servicio para Olocuilta y cuatro para Montelimar.

“Lo que nosotros pedimos es que nos den unos meses de prorroga para sustituir o modificar las unidades que no cumplen con las normativas establecidas”, dijo Jesús Ventura, presidente de la Asociación Cooperativa del Transporte Ruta A-1 Microbuses Unidos Olocuiltenses (Actro A-1 de R.L).

Los más afectados, como siempre, son los pobladores que a diario tienen que trasladarse a su trabajo, centros escolares y los que deben viajar a diversos lugares para realizar sus actividades cotidianas.

“No es posible que tengamos que pagar un dólar para que nos lleven en los pick ups, cuando antes lo hacíamos por menos dinero”, dice la señora Zulma Pérez, quien viaja todos los días hasta San Marcos.

El precio normal de la tarifa en los microbuses es de 38 centavos.

Debido a la alta demanda en las horas pico, muchos usuarios deben caminar cerca de cinco cuadras hasta la autopista a Comalapa.

Ahí abordan otras unidades alternas que circulan hacia la capital.

En horas nocturnas es cuando más sufren los usuarios, ya que el lugar también es asediado por la delincuencia, que se aprovecha de algunos tramos oscuros y solitarios para asaltar a los peatones, quienes hacen un llamado a la policía para que realice más patrullajes en la zona.

Si no se resuelve la problemática, algunos vecinos incluso han amenazado con tomar medidas de presión drásticas como cerrar el tráfico de la Autopista a Comalapa.

Residentes del lugar, que no proporcionaron su nombre, dicen que de no ser solucionado su problema no descartan realizar estas acciones durante esta semana.

“Nosotros estamos de acuerdo en que hay que sustituir las unidades y lo estamos haciendo. Vamos a comprar varias Coaster para sustituir los microbuses que son de una sola puerta, pero la distribuidora nos los puede entregar sino hasta principios de septiembre”, dice el presidente de la cooperativa.

Según los transportistas, desde hace un mes han solicitado audiencia con las autoridades del Vmt para exponerles la situación y tratar de encontrar una solución a la problemática, pero aún no han sido atendidos.

“Pedimos que nos dejen circular con algunas unidades pequeñas para normalizar el servicio, ya que la población es la que más sufre en estas situaciones. En cuanto nos entreguen las unidades nuevas gradualmente sacaremos fuera de servicio a las actuales”, asegura el transportista.

Mientras la problemática se resuelve entre el Viceministerio de Transporte y los empresarios, la población debe buscar nuevas alternativas para trasladarse hacia sus destinos.

Y esto lo tienen que hacer aun a costa de sacrificar más su bolsillo, pagando más dinero para viajar o caminando bajo las inclemencias propias del tiempo y bajo la amenaza de la delincuencia.