Saludan con sombrero ajeno por lo que generan los productores

Lo que se pone en riesgo, y ya está siendo afectado, es la generación de empleo, crear nuevos puestos de trabajo para los jóvenes y para los que han sido afectados por la crisis

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elsalvador.com

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2013-06-03 6:00:00

Con recursos generados por los productores salvadoreños –fabricantes, agroindustriales, comercio en pequeño, vendedores, financieros y lo que constituye el llamado “sector privado”– es que el actual régimen ha llevado a cabo lo que llama “su obra”, desde los repartos de uniformes hasta los cheques a personas de la tercera edad, obras municipales y el sostenimiento de los servicios públicos.

Ni el mandatario ni sus ministros ni la clase política ni los diputados ni los burócratas, han sacado un centavo de sus bolsillos para esas “grandes realizaciones”. Su papel es el de recoger, quedarse con una parte importante de lo recaudado y luego repartir.

“Quien parte y reparte se queda con la mejor parte…” Sólo los incautos dejan de ver lo bien que les ha ido, en lo personal, a los miembros de la clase dorada, desempeñar el papel de redentores sociales, a los Robin Hood que saquean a los ricos para repartir entre los pobres, aunque cobrando una módica comisión por sus servicios.

Inclusive una porción importante de la “obra social” se hace a costa de los artesanos, vendedores de servicios, de los dueños de propiedades alquiladas al gobierno, etc., a quienes no les pagan por los locales que usa la policía o los uniformes que elaboran, entre muchos otros casos.

Tal vez el siguiente gobierno pague…

Al no invertir, habrá menos productos

para el consumo popular

Para confundir más a la ciudadanía, tapar de dónde sale el dinero, semana a semana el régimen se da a la tarea de insultar, denigrar, acusar y vilipendiar a los productores, a la gente de trabajo. Esa postura de enfrentamiento ya ha tenido graves consecuencias para El Salvador: la primera, congelar la inversión tanto de nacionales como de extranjeros; nadie en su sano juicio está para comprometer recursos en un país donde el productor queda expuesto a persecuciones e insultos;

la segunda, meter en el congelador el plan de Fomilenio, la gran obra con que se proyecta reactivar las zonas costeras del país.

Los dos congresistas que encabezan la comisión de la Cámara de Representantes para asistencia externa, manifestaron su preocupación por la falta de aliento del régimen en combatir la corrupción (primera vez que la palabra se usa en referencia a El Salvador), así como por su conflicto con el sector privado, mensaje que, hasta hoy, parece haber caído en oídos sordos.

Lo que se pone en riesgo y ya está siendo afectado, es la generación de empleo, crear nuevos puestos de trabajo para los jóvenes y para los que han sido afectados por la crisis económica, como es el caso de los obreros y trabajadores de la construcción.

Pero además, al no invertirse, –somos el país del Hemisferio con menor inversión en términos relativos– no sólo hay menos empleo, sino también habrá menor producción de todo, desde alimentos y bienes de consumo, hasta servicios financieros y capacitación de personal en las empresas.

¿De dónde saldrá la ropa, el pan, los materiales para construir, cuadernos, trabajo para talleres y pymes, ocupación para los pobladores de barriadas y pueblos del interior? ¿Quiénes van a suministrar alimentos a los mercados y tiendas, más considerando el impacto que tienen para los ingresos de la gente las extorsiones, aun cuando las extorsiones, según las sorprendentes palabras del Presidente, son el sostén de las familias de los mareros…?