“Cuando una economía se va apagando y crece menos, todo empieza a rechinar más fuerte”

El economista del BID para C.A., México y República Dominicana señala que El Salvador disparó el gasto y que pese a haber recibido más impuestos con la reforma tributaria mantiene una tendencia creciente a la deuda y al déficit cercano al 4 %, y por tanto el país está estancado en las perspectivas de crecimiento en comparación con países vecinos

descripción de la imagen
Alejandro Izquierdo, economista del BID para Centroamérica, México y República Dominicana. foto edh / Tomás Guevara

Por

2013-06-17 8:00:00

El economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Alejandro Izquierdo, tiene a su cargo la oficina que vigila a Centroamérica, México y República Dominicana en cuanto a desarrollo. Desde su despacho en Washington habla de los tiempos de crisis y focaliza su interés en El Salvador que muestra una economía con claros síntomas de irse apagando.

Al cierre de un seminario para analizar la situación de la región, el economista conversó con El Diario de Hoy y subrayó el excesivo gasto del gobierno salvadoreño, que disparó el gasto sin dar muestras de bajarlo a la fecha, lo que ha creado una compleja situación de desequilibro en las finanzas públicas, además de seguir sostenido por la deuda externa.

Izquierdo enfatiza en la importancia de que la economía salvadoreña necesita crecer cuanto antes para crear condiciones para un despegue en un sano equilibrio que lo lleve a recaudar más impuestos, reducir la informalidad, atraer inversiones y revisar las prioridades del gasto público.

¿Cómo se ve al Istmo en el contexto del seminario que desarrolla el BID midiendo los desafíos de los países?

Estos seminarios cubren un abanico de temas que van desde lo macro hasta los temas sectoriales, ya sea de medio ambiente, mercados laborales; una serie de áreas con la idea de mantener a los economistas con la última tecnología, por decirlo de alguna manera sobre la investigación que sirve para el desarrollo en la región.

¿Qué temas adquieren mayor relevancia para el BID?

En Centroamérica nos importa primordialmente el tema fiscal. Le estamos prestando mucha atención a dos cosas: el crecimiento y el tema fiscal. El crecimiento porque los factores externos que enfrenta la región han venido haciéndose menos favorables que en el pasado. La tasa de crecimiento de la región, previo a la crisis (2008-2009) cuando se compara con la tasa de crecimiento poscrisis, hay una diferencia entre 1.5 y dos puntos del Producto Interno Bruto, y eso es importante en particular en países que ya venían creciendo menos, como El Salvador, y la pregunta que nos hacemos es ¿cómo afecta ese menor crecimiento a distintas áreas de la economía? Y tratamos de identificar vulnerabilidades, pero nos enfocamos más en la parte fiscal.

¿Cómo se manifiesta ese 1.5 a 2 % a la baja en la economía de un país como El Salvador?

Para comenzar, eso se ve en la recaudación fiscal, que ha mermado después de la crisis de 2009. Nunca volvió a su tendencia precrisis. Lo que uno ve es que sí hubo una recuperación de la recaudación, pero que no volvió a la tendencia anterior; en ese sentido los gobiernos se han quedado atados a tasas de imposición efectivas un poco menores. Se recauda un poco menos como proporción del PIB.

¿Qué implicaciones ha tenido eso para el país?

Si tú lo ves en un contexto de la crisis global en la que muchos países se vieron empujados a tomar políticas expansivas del gasto para hacerle contrapeso a la crisis global, esto llevó a una situación donde los déficits fiscales empezaron a ampliarse, y esto nos parece que ya tiene características estructurales porque esa expansión de gasto se hizo en sectores inflexibles a la baja, básicamente en salarios, transferencias a hogares, que uno no dice que en principio eso estuviera mal, pero entendemos que es difícil de revertir, porque si uno no acompaña con ingresos, esa expansión de gasto se queda colgada con déficit en orden del 4 % que es lo que más o menos experimenta El Salvador ahora y que no tiene miras de ser resuelto rápidamente.

¿Por cuánto tiempo es sostenible para el país seguir con esa tendencia?

Este es un momento muy especial. De hecho nuestro próximo informe se va llamar algo así como “Resistiendo el canto de las sirenas financieras”, y el objetivo ahí es plantearle a los hacedores de política el dilema que están enfrentando ahorita que es: ¿O hago las reformas que necesito hacer para reducir la brecha fiscal o me financio muy barato hoy día en los mercados internacionales con tasas de interés que están en mínimos históricos? Y de hecho los gobiernos de la región se han estado financiando a tasas no vistas antes.

¿Con la banca multilateral?

Y con los acreedores privados también. Costa Rica y Panamá han hecho emisiones del 4 y el 5 % y El Salvador lo hizo al 5.4 %. Son tasas de interés que si uno las mira están en un mínimo histórico. No decimos que eso esté mal, al contrario si uno quiere aprovechar un momento de bajas tasas de interés eso lo puede hacer, pero uno no se tiene que olvidar que esas tasas de interés van a volver a subir; entonces hay que estar preparado y empezar a hacer los cambios en el gasto y la recaudación para ir convergiendo a un equilibrio fiscal.

¿A dónde tiene que apuntar el país para esos esfuerzos?

Hay que atacar dos áreas, por un lado la recaudación que de hecho El Salvador viene haciendo trabajo en esa dirección, hace poco han pasado una reforma tributaria que es muy vista.

(El economista Alejandro Izquierdo muestra un gráfico que refleja que la recaudación fiscal del país hasta antes de la crisis de 2008-2009 estaba en un 13 % anual, cayó en la crisis al 12 %, y con la reforma tributaria la recaudación subió a casi el 14.5 % del PIB).

Aquí se ve el esfuerzo de El Salvador de aumentar su base de recaudación, pero el problema que vemos es que los gastos se disparan durante la crisis global, pero después ese gasto público se queda en un nivel más alto y que todavía no es cubierto con la recaudación, a pesar del aumento.

¿Qué pasa en países como El Salvador que el mayor porcentaje de impuestos proviene del IVA cuando en períodos críticos baja el consumo y con ello la recaudación?

Uno puede ampliar la recaudación por el lado de impuestos directos, uno de los temas que ha venido empujando el banco que es impuestos a las rentas de los hogares y de las firmas. Después viene el tema de fondo en El Salvador que es ¿cómo crecer más? Que es la otra forma de levantar la recaudación y bueno, ojalá tuviéramos la fórmula para hacerlo de manera inmediata, pero yo creo que la región, y no hablo solo de El Salvador, la región tiene el desafío de pensar cómo aumenta la productividad, y esa palabra productividad que puede sonar grande y hueca al mismo tiempo tiene que bajarse a medidas concretas.

¿Cómo cuales?

Por ejemplo cómo expandir la oferta del sector agropecuario o qué tipo de ayuda puede uno dar para que los empresarios del agro puedan mejorar la rentabilidad y el rendimiento de sus productos, o cómo se insertan más en los mercados internacionales de comercio. Hay un montón de temas que uno puede pensar en aras de levantar la productividad y de lograr bases de recaudación más altas en base a la expansión de producto. También hay un tema que no es sólo de El Salvador vaya por donde vaya en la región se encuentra con la informalidad.

¿Este sector estaría entre las pymes que apoya el banco con varios programas?

La mayoría de las empresas informales son pequeñas. Hay un patrón ahí; varía de país a país. Principalmente son empresas pequeñas que de golpe emplean de tres a 30 personas. Si uno pudiera redistribuir el trabajo para que participen más del sector formal y productivo uno podría tener ganancias para la economía, pero el desafío es cómo ir eliminando la informalidad y ganando productividad en los sectores formales.

¿Qué debe hacer el Estado para cambiar esa dinámica?

Los que más han trabajado con ese tema incluyen volcarse más hacia impuestos al consumo y quitar los impuestos a la nómina. También se puede atacar con los servicios que se dan por asistencia social o pensiones; por ejemplo, cada vez más en la región se está dando y haciendo más pensiones no contributivas; es decir gente que no contribuyó al sistema de pensiones y es por una cuestión de solidaridad, pero no están justificadas. Si bien eso en el corto plazo puede parecer muy útil para resolver un problema social también hay que sopesarlo con que habría más incentivos para que la gente se mantenga en la informalidad. Ya que habla de este tema, el sistema privado de pensiones ahora es obligado por el Estado a prestarle dinero a bajo interés para financiar al gobierno.

¿Qué efecto puede tener esto al distorsionar el espíritu de la reforma previsional?

No soy experto en esa área, pero uno tiene que hacer buenos análisis actuariales para ver qué capacidad de financiamiento tienen los sistemas de pensiones y cuán realistas son los beneficios otorgados.

¿El BID qué puede sugerir a la región, y hay modelos de países que sí están haciendo ajustes estructurales que les permitan crecer más que el resto?

Ahora estamos llegando a un momento donde es imperioso pensar cómo crecemos. Y entender que se puede hacer. El gran desafío para El Salvador es cómo crecer más porque cuando una economía se va apagando y va creciendo menos, todo empieza a rechinar más fuerte. En el BID vamos a empezar a trabajar en identificar cuellos de botella en sectores específicos que ponen trabas a la productividad.

¿Qué sectores estarían en la mira?

Por ejemplo si yo tengo falta de competencia en los mercados de bienes, supongamos, que no es el caso de El Salvador, pero en otros países está protegido, el caso de telecomunicaciones que cobra tarifas más altas, eso encarece la producción y a la hora de participar en los mercados. Ese tipo de cosas es lo que vamos a mirar en más detalle para ver en dónde renquean los países.

¿Y eso está relacionado con las inversiones locales y extranjeras también?

Sin duda, el tema de inversión extranjera y la infraestructura disponible son temas que también van a pesar, aunque eso es más consecuencia, si yo tengo una buena legislación en el mercado laboral, un entorno seguro para producir y una serie de factores que hacen que la inversión extranjera diga aquí es donde me quiero asentar. Eso quiere decir que la inversión es una consecuencia de haber resuelto algunos problemas que terminan siendo cuellos de botella.

¿Hay incentivos para ser emprendedor en El Salvador y en la región centroamericana?

En mi opinión, yo creo que El Salvador en el pasado ha tenido ejemplos de emprendedurismo. El país tenía una banca muy pujante en manos de empresarios locales que incluso habían tendido una serie de líneas a nivel de Centroamérica conectando los créditos y los depósitos con otros países. Esa banca se vendió a la banca extranjera y ese dinamismo se perdió, pero esto es una señal de que hay capacidad emprendedora. El tema es que encontremos cómo orientarla. Hay que buscar actividades nuevas, pero yo creo que cuando uno está creciendo poco hay que mirar todo y de dónde echar mano.