Usulután: Menos de media hora en interponer demandas en la PGR

En el módulo de violencia de derecho de género son pocas las usuarias que piden asesoría

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Parque señalizado para discapacitadas en Ciudad Mujer, Usulután. Foto EDH / archivo

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2013-06-01 8:00:00

Faltaban cinco minutos para las 8:00 de la mañana y la sede de Ciudad Mujer, en Usulután, ya se encontraba a disposición del público. Una mujer vigilante se disponía a saludarme y a pedirme de favor revisar mi cartera , accedí y de inmediato me pidió pasar a la sala de recepción.

Ahí, encontré a 15 mujeres humildes, de vestir sencillo y recatado, esperando a ser atendidas. Yo era la número 16. Transcurrieron desde mi entrada al lugar hasta ser atendida por la asesora 20 minutos, lapso en el que por lo menos tres veces la encargada de limpieza trapeó el piso. Una madre y hijo resbalaron y cayeron al pasar por el lugar.

¿Cuéntenos cuál es su problema para ayudarla?, dijo la asesora. Respondí que necesitaba asesoría para interponer una demanda contra mi excónyuge y le asignaran una cuota alimenticia para mi niño de año y medio.

Llenó una hoja y me dirigió hacia el modulo de Violencia y Derecho de Género, ahí la encargada de la Procuraduría General de la República (PGR), de tez blanca, me esperaba con un café dulce.

Le expliqué mi problema y sin mayor preámbulo me entregó una hoja que detallaba los documentos que tenía que presentar para interponer la demanda.

Debido a que pasaba por un trauma psicológico luego de la separación con mi cónyuge, le pedí que me refiriera con un psicólogo, y así fue. Me envió al cubículo del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (Isdemu).

Ahí una mujer con voz suave me atendió, en media hora me explicó la raíz y consecuencias a mis traumas. Fue exacta y solo deseaba atenderme bien, pues mi problema no era sencillo.

Descubrí que los celos también son parte de la violencia emocional según la nueva ley de violencia en contra de las mujeres que en resumen me explicó.

Eran las 11:00 de la mañana cuando salí de la sede satisfecha, tal y como un centenar de mujeres que en ese lapso de mi visita observé se encontraban dispuestas a denunciar o contar su problema al igual que yo.