RANCHO MIRAGE, CALIFORNIA. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo ayer que acogía “el ascenso pacífico” de China y que, pese a los inevitables puntos de tensión, ambos países desean tener una relación de cooperación, en sus primeros comentarios al inicio de dos días de reuniones con su par chino, Xi Jinping.
Al dar la bienvenida a Xi a una lujosa hacienda en el sur de California, donde mantendrán conversaciones dos días, Obama dijo que esperaba trabajar junto a China en temas de ciberseguridad, un asunto que ha generado fricciones entre las dos mayores economías del mundo.
Xi manifestó que espera una mayor cooperación y dijo que China y Estados Unidos podrían establecer un nuevo modelo de relaciones entre “grandes países”.
El mandatario estadounidense aseguró, luego de la reunión que estaba programada para terminar a las 8:00 de la noche y no concluyó sino hasta las 9:25, que el encuentro se trata de una gran oportunidad para compartir opiniones en un ambiente “más relajado”.
“Nuestra decisión de reunirnos pronto (respecto de la asunción de Xi) es indicativo de la importancia de las relaciones entre Estados Unidos y China”, dijo Obama.
Destacó el escenario fuera de lo habitual de esta reunión y expresó confianza en que conversaciones “más amplias” e informales conduzcan a un “nuevo modelo de cooperación” entre ambos estados, manifestó.
Obama aseguró que, junto a su par chino, conversó sobre las crecientes preocupaciones por los ataques cibernéticos, aunque la cooperación comercial parece haber sido el tema principal.
“El pueblo chino y el estadounidense quieren una relación fuerte, y ese es parte de nuestros intereses, trabajar juntos para enfrentar los retos globales, y estoy muy interesado en trabajar para lograr de esta reunión un nuevo modelo de cooperación”, enfatizó el estadounidense.
Esta relación “es importante no sólo para la prosperidad de nuestros dos países, pero también es importante para la región Asia-Pacífico y por lo tanto para el mundo”, agregó.
El presidente estadounidense mencionó no obstante eventuales temas de discordia entre las dos potencias, como los relativos a Corea del Norte o derechos humanos.
Por su parte, Xi no mencionó la seguridad cibernética, los derechos humanos ni Corea del Norte, otro campo de posible tensión entre las dos potencias.
Mediante un traductor, Xi dijo que ambos gobernantes “se reunían para trazar el futuro de las relaciones entre EE.UU. y China”. Xi agregó que el mundo ha “cosechado grandes beneficios” de la relación entre ambos países.
Calificó la cumbre como el germen de las futuras relaciones entre China y EE.UU., que se encuentran “en un nuevo comienzo histórico”, que comparó con el peso simbólico del viaje presidencial de Richard Nixon a China en 1972.
Xi enumeró entre sus prioridades el crecimiento económico y los desafíos geopolíticos internacionales y regionales, y alentó a que ambos países “piensen creativamente y actúen con energía” para “construir un nuevo modelo de relación”.
Antes de cerrar la jornada de ayer, Obama y Xi mantendrían una cena de trabajo y continuarán las conversaciones hoy. Entre los temas a tratar, además de la economía, el ciberespionaje y Corea del Norte, están los conflictos en el Pacífico asiático y en Siria.
El espionaje cibernético con origen en China sufrido por organismos estatales y empresas de EE.UU. será uno de los escollos más importantes del encuentro, si bien Pekín niega estar detrás de esos ataques.
El Gobierno exige a Pekín que tome medidas para frenar el espionaje o piratería de datos sensibles, de los que responsabiliza al gobierno chino.
Sí se esperan avances en cooperación económica e inversión y se mira con optimismo a un posible acercamiento de posiciones de China y EE.UU. frente a las ambiciones nucleares de Corea del Norte, cuyas actividades amenazan con desestabilizar la región del Pacífico oriental.