Vulnerables por recursos insuficientes

El 23% de estas áreas no tiene asignados recursos por parte del Ministerio de Medio Ambiente y están a merced del fuego, cazadores furtivos y contaminación.

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Un incendio consumió las 205 hectáreas que comprenden el ??rea Natural Protegida de El Caballito a inicios de marzo. Guillermo Martínez, guardarrecursos Ad Honorem es consciente de que los bomberos no llegaron a ayudarle porque estaban luchando contra el fuego en otras zonas.

Por Texto: Lilian Martínez Fotos: Douglas Urquilla

2013-06-09 8:00:00

Las 205 hectáreas del Área Natural Protegida El Caballito, en Jucuarán, Usulután, fueron consumidas por las llamas entre el 1 y el 6 de marzo. A su alrededor, 410 hectáreas de la zona de amortiguamiento corrieron igual suerte.

El único guardarrecursos apostado en el lugar es Guillermo Martínez. Hasta junio de 2012, dice haber recibido un salario de $280.

Según el MARN, los guardarrecursos figuran como “personal de apoyo” en las planillas y su salario oscila entre los $300 y los $355.

Como insignias, los logos del MARN y de la Agencia de Cooperación Española para el Desarrollo (AECID) sobresalen en la camisa que viste Martínez. “A nosotros era el (proyecto) PACAP (el) que nos tenía aquí… Decían que nos iba a agarrar otra ONG pero no nos han agarrado”, lamenta.

Lo que ocurre en El Caballito podría repetirse en otras 16 ANP, declaradas total o parcialmente como tales, ya que carecen de guardarrecursos pagados por el MARN y de comanejadoras (asociaciones, ONG, o fundaciones) que las administren en base a convenios acordados con el MARN.

Si el país tiene 74 ANP agrupadas en 51 parques o complejos (ver recuadro en página 4), como indicó el ministerio, significa que el 63 por ciento de las 118 que se propuso declarar en 2005 tienen actualmente esa categoría con todas las de la Ley, pues están inscritas como tales en el CNR.

El proyecto al que Martínez se refiere es el de Consolidación y Administración de Áreas Naturales Protegidas, conocido como PACAP.

Este funcionó con 5 millones de dólares provenientes de la cooperación extranjera desde mayo de 2007 hasta junio de 2011, según informa la página web del MARN.

El proyecto se implementó en la Bahía de Jiquilisco, en Usulután, y en el Complejo San Diego-La Barra, en Santa Ana.

Su objetivo era “conservar la biodiversidad a través del Fortalecimiento del sistema de Áreas Naturales Protegidas y consolidar áreas piloto seleccionadas”.

Pero el proyecto finalizó en junio de 2011. Desde entonces, Martínez sigue cuidando de El Caballito, machete en mano, sin que nadie le pague ni le proporcione herramientas o uniforme nuevo. Evidencia de ellos son la botas de hule, otrora blancas, con las que camina ágilmente montaña abajo.

Según informó el MARN, hasta noviembre de 2012, había 147 guardarrecursos. Tres de ellos están asignados al Complejo Los Cóbanos, la única Área Marina Protegida del país.

Mientras 144 guardarrecursos tienen sobre sus hombros fracciones de las 26,323 hectáreas de ANP terrestres declaradas, los tres guardarrecursos de Los Cóbanos tienen sobre sus hombros el 100% de las 21,347 hectáreas de ANP costero-marina.

Si todos estos guardarrecursos tienen un salario de $355, cada mes el MARN eroga $52,185 en concepto de salarios, unos $626,220 al año sin incluir aguinaldos ni pago de vacaciones.

Pero ¿cuánto más destina el MARN al cuido de las ANP?

De 2009 a 2010, el MARN ha destinado a las ANP $118,279 provenientes de fondos propios a los que proyecta sumar $21,850. Lo que hace un total de $183,261.

En el mismo periodo, incluyendo lo proyectado para este año, se ha destinado a las ANP $4.37 millones provenientes de fondos Goes, $13.77 millones de donaciones y $441 mil de préstamos. Todo sumo un total de $18.77 millones.

Las donaciones equivalen al 73% de los fondos destinados a las ANP de 2009 a 2013, mientras que los fondos estatales equivalen al 23%.

¿Se destinan recursos suficientes para el cuidado de las ANP?

Para el director de la Fundación Zoológica de El Salvador (Funzel), Rodrigo Samayoa Valiente, la respuesta es: “Indiscutiblemente no. Habría que ver de los fondos del presupuesto del estado, cuanto realmente va para ANP, sí descontamos salarios y transporte, creo que sería cercano a cero. Luego la mayor parte de la inversión depende del Fondo de la Iniciativa para las Américas (FIAES) y ellos no apoyan guardarrecursos, que son un elemento clave para la conservación en ANP”.

De 2009 a 2011, FIAES apoyó varios proyectos que se implementaron en ANP.

Pero los $3.93 millones que se asignarán este año, serán para proyectos que vayan a realizarse en humedales que sean Reservas de Biosfera y Sitios Ramsar, lo que impedirá que FIAES destine fondos a áreas que no están en ninguna de esas categoría, como el Complejo Los Cóbanos. Jorge Oviedo, gerente general de FIAES aclara: “Siempre vamos a financiar áreas naturales, pero dentro de humedales y reservas de Biosfera. (…) FIAES ha invertido en las 15 áreas de conservación del país (de 2009 a 2011), pero de estas tres subieron a la categoría de Reservas de Biosfera: Trifinio-Fraternidad, Apaneca-Ilamatepec y Jiquilisco”.

Desarmados contra los depredadores humanos

Con paga o sin ella, Martínez cuida esta zona desde 2005, cuando empezó a formar parte del Comité Asesor Local (Coal), un grupo de ciudadanos que informaba al Ministerio de Medio Ambiente cualquier amenaza contra los recursos del área conocida como El Caballito.

“Por medio de eso, la gente sentía temor, porque decían que éramos los perros del medioambiente… Pero no, solamente avisábamos cuando había problema”, explica Martínez. “Cuando sale una tortuguita, algún delfín muerto, yo inmediatamente aviso para que vengan a reconocer y a ver las causas porque se ha muerto”, añade.

¿Por qué cree que la gente les decía que ustedes eran los perros del medioambiente?, se le pregunta.

“Porque usted sabe que la gente hace su justicia, sacan madera, cazan a la hora que ellos quieren y aquí estaba libre, pero como desde que (…) ya me vieron de respeto. En ese tiempo yo me iba para arriba y me topaba con los tiradores, les hacía ver que qué andaban haciendo”.

Cuando el MARN, hace años, se decidió a convertir esta zona en ANP se midió el terreno y se colocaron mojones, asegura Iguinio Cruz, del Comité de Protección Civil de la alcaldía de Jucuarán. Pero esta ANP carece de cercos.

“Eso es lo que yo solicitaba, hacer cercos y las parcelas, pues, por evitar fuego… Sí, barreras cortafuego”, afirma Martínez.

¿Qué ocurrió el 1 de marzo? Martínez lo recuerda porque acababa de pasar 12 día con fiebre: “El incendio duró siete días, el último día, que me iba a salcochar completamente, llegó a la comunidad de La Isla, pero ya el fuego aquí por arriba iba llegando a Jucuarán”.

El 6 de marzo, el MARN aseguró: “Los incendios forestales han sido atendidos por personal Técnico y Guardarrecursos del MARN, con el apoyo de las comunidades aledañas a las zonas, el Destacamento Militar 6 de Usulután, PNC, Alcaldías, cooperativas, Cuerpo de Bomberos y otras entidades”.

Pero eso no le consta a Martínez: “Aquí no vinieron ni bomberos ni Protección Civil… ¡Nadie! Yo llamé a la policía ‘deay’ de El Arco y la de Jucuarán y me dijeron que no sabían dónde era El Caballito”.

Iguinio Cruz lo contradice. Asegura que la policía sí llegó a intentar apagar el fuego. “(De) Protección Civil vino solo el delegado municipal, pero a La Sagrada Familia, aquí no”, aclara. Cruz es menos severo que Martínez. Recuerda que en ese momento había incendios en casi todo el municipio de Jucuarán y el delegado iba “para un lado y para otro”.

Martínez asegura que habló al Cuerpo de Bomberos y estaban ocupados: “Los de San Miguel estaban en Conchagua, me dijeron. Los de Usulután estaban en el cerro El Tigre, por eso me di cuenta de que al mismo tiempo fueron los incendios en todo el país. Hablé al 911, les dije que me mandaran cualquier unidad, me dijeron que estaban ocupados porque había fuego en Chalatenango, Ahuachapán… No podemos culpar ni a uno ni a otro”.

En su momento el MARN informó que los incendios forestales de inicios marzo afectaron otras siete ANP además de El Caballito: el volcán Conchagua en La Unión; San Juan Buenavista en La Libertad; Nancuchiname y Normandía en Usulután; San Marcelino, en Sonsonate; Las Playitas en Taquillo, La Libertad; y San Diego La Barra en Sonsonate.

¿Puede haber sido simplemente el clima? Martínez cree que no. Asegura que tenía siete años de no ver fuego en la zona. Añade que cuando llegó a El Caballito los cerros estaban pelones debido a los constantes incendios que, según él, provocaban los que buscan colmenas y los garroberos, pues dejaban tizones encendidos. “Pero este no se les puede achacar a ellos, porque (fue) a nivel nacional”, matiza.

Cruz cree que los habitantes de las comunidades vecinas tienen “bastante consciencia ambiental”. “El caso es que la gente está haciendo madera para sus viviendas de los árboles secos caídos que cortó el fuego. Esos los están aprovechando”, explica. “Pero en el área natural no; está área natural la tienen como una joya, el problema ha sido el fuego que la ha deteriorado”, lamenta.

Cruz cree que le ayudaría tener un salario y, al menos, uno o dos compañeros para cuidar de El Caballito. Pero Rodrigo Samayoa Valiente cree que para cuidar de las ANP no basta con tener más o menos guardarrecursos por hectárea que otros países. En sus palabras: “Lo importante sería tener una buena estrategia de ANP en El Salvador, un cuerpo de guardarrecursos no disperso, sino eficiente, con recursos suficiente”.

Esto le consta a Martínez, pues mientras él cuida de El Caballito machete en mano, los depredadores llevan fusiles y escopetas.

“Aquí es mejor que les diga que les vaya bien, porque aquí solo con arma pesada vienen. Entran con Galil, FAL y las escopetas 12… ¿Cómo se les va a ir un animalito?”, explica el guardarrecursos Ad honorem.

Si quiere consultar más recursos sobre este tema, visite:

Mapa de Áreas Naturales Protegidas

Informe a Ministerio de Educación

Detalle de áreas protegidas