El Consejo Económico y Social, creado en teoría para generar un debate serio sobre temas de importancia para el país, sigue como barco a la deriva.
A cuatro años de su formación, la entidad está más resquebrajada que nunca y sus representantes son cada vez más grupos con vinculación partidaria que representantes económicos y sociales con conocimientos técnicos.
Desde hace varios meses sus representantes en pleno no elaboran un dictamen sobre un tema trascendental para el país y solo se mantienen activas las mesas sobre temas específicos que debaten temas de todo tipo.
El último acuerdo relevante fue el relacionado a la Ley de Asocios Público-Privados, pero que, dicho sea de paso, no logró incluir muchas de sus recomendaciones en la Ley que finalmente fue aprobada en la Asamblea Legislativa hace unos días.
Además, el foro trabaja sin uno de los pilares fundamentales en la vida económica: los empresarios.
Este sector, representado en la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), decidió salirse de estas reuniones desde febrero del año pasado tras considerar que las discusiones que se daban al interior del CES eran diametralmente opuestas a las decisiones que tomaba el Ejecutivo y que, por tanto, no había seriedad ni compromiso.
El caso más evidente fue que mientras el CES intentaba discutir un pacto fiscal en el que se abordaran los impuestos, los gastos del Gobierno y la deuda, el presidente Mauricio Funes avaló un paquete de impuestos para el sector empresarial, sin ninguna discusión previa.
Las afrentas hacia la empresa privada que Funes daba en sus discursos públicos también hicieron mella en la empresa privada.
Cambios
Recientemente el secretario técnico de la Presidencia, Alexander Segovia, anunció una nueva reestructuración del organismo, que permitirá el ingreso de nuevos representantes que, según Segovia, no fueron tomados en cuenta en el pasado.
La reestructuración modifica el número de representantes de todos los sectores.
Con aprobación de todos los grupos sindicales, gremiales y de academia, el sector empresarial fue reducido de 30 a 20 personas. Diez de ellos serán miembros de la ANEP y otros 10 serán representantes de microempresarios e inversionistas extranjeros, de los que Segovia no mencionó nombres de instituciones.
El sector sindical y gremial estará formado por otras 20 organizaciones como el Movimiento de Unidad Sindical y Gremial de El Salvador (Musyges), organizaciones de veteranos de guerra y otros movimientos sindicales de los que tampoco se dieron nombres específicos.
El sector social estará representado por otras 20 personas que forman parte del Frente Social por un Nuevo País (FSNP), miembros de Concertación Popular por el Cambio (CPC) y, por primera vez, representantes del programa Territorios de Progreso y de la comunidad de salvadoreños en el exterior.
Nueve académicos de las principales universidades y tanques de pensamientos se mantienen en la lista. Por su parte el Gobierno, que antes tenía un solo representante, suma ahora, a una nueva persona, designada por el presidente de la República, Mauricio Funes.
Según Segovia, con esta reestructuración el CES podrá poner en práctica la democracia y la tolerancia entre los diversos sectores de la sociedad.
Mateo Rendón, uno de los representantes del sector sindical gremial, dijo que el acuerdo de reestructurar al CES tiene como objetivo incorporar a otras personas que hasta este momento no estaban incluidas, incluso instituciones que antes habían solicitado incorporarse y no lo hicieron.
Cardenal aclaró que para la ANEP no es un punto de honor el número de representantes en la lista, sino más bien, el método de trabajo y el compromiso que se piensa adquirir de nuevo para sentarse y discutir temas trascendentales para el país.
Cartas a la ANEP
La reestructuración también ha pasado por invitar a la ANEP para que se reincorpore al trabajo.
Pero los empresarios no han tomado una decisión definitiva, pues aún no están convencidos de que el nuevo CES garantizará una nueva metodología de trabajo y una mayor incidencia en las decisiones del Ejecutivo.
Para tomar una decisión, la ANEP ha pedido pruebas de la seriedad con la que se piensa trabajar. Tras la carta de invitación de Segovia, Luis Cardenal, presidente de la Cámara de Comercio y miembro de la Junta Directiva de la ANEP, confirmó que han solicitado al funcionario que les envíe el listado de las nuevas personas que formarán parte del foro y el criterio con el que fueron seleccionados.
También le pidieron que le presenten los temas que se abordarían en la mesa y su respectiva programación. Además le solicitaron que consideren analizar, de nuevo, las reformas a la ley de las instituciones autónomas en las que la representación empresarial fue minimizada.
Pero según Cardenal, las respuestas de Segovia a sus peticiones fueron estas: que conocerían de los nuevos participantes hasta que estuvieran integrados al CES, al igual que la lista de temas y su agenda respectiva.
En cuanto a las reformas de las autónomas, Segovia les respondió que los casos (interpuestos con amparos) están en la Corte Suprema de Justicia y que, mientras tanto, las reformas siguen vigentes.
“Lo que no queremos es que esta sea una instancia mediática, nada más para la foto. Queremos que haya compromiso”, dijo Cardenal.
Para Rafael Leret, presidente de la Cámara de Turismo y, en su momento, representante de la ANEP ante el CES, dijo que hasta hoy la nueva reestructuración no le convence. “No hay cambios importantes que nos digan que en el CES haya un plan de nación y que nos permita consensuar los temas de país”, aseguró.
Incidencia política
La pertenencia a un partido político es uno de los puntos debatidos dentro del CES.
La empresa privada quiere que el foro de debate esté lo menos representado por personas con evidente afiliación política.
Sin embargo, algunas de las personas que integran el CES son declarados representantes de partidos políticos, como el caso de Guadalupe Erazo, quien está como representante del Frente Social por un Nuevo País (FSNP), pero a la vez es asesora del FMLN en la Asamblea Legislativa.
Cardenal entiende que todas las personas tienen derecho a formar parte del partido político que deseen, pero le preocupa que la representación de una persona vinculada a un partido pueda implicar demandas que solo intenten beneficiar a su grupo y soslayar la visión de país.
Para Leret, este organismo, más que un foro serio, conlleva una agenda política en la que no se encuentran solución a ningún problema debido a la polarización.
Los empresarios no se incorporarán a la mesa del CES hasta que las condiciones para trabajar con seriedad y en equipo no estén en claro, según dijo Cardenal.
En este tira y encoge, el tiempo es el principal enemigo pues a este Gobierno apenas le queda un año para seguir su mandato.
Cardenal opinó, de forma personal, que no cree que este ente pueda convertirse en lo que realmente se pensó.