Francisco Bertrand G.

Para el exfuncionario se debe diferenciar la tregua entre las pandillas y la tregua entre el Gobierno y estas agrupaciones.

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Francisco Bertrand Galindo fue ministro de Seguridad en el periodo de Francisco Flores.

Por José Zometa politica@eldiariodehoy.com

2013-05-18 7:00:00

Francisco Bertrand Galindo fue ministro de Seguridad en el periodo del presidente, Francisco Flores, y es abogado constitucionalista. Desde ambas perspectivas hace un enfoque jurídico sobre el fallo de la Sala de lo Constitucional y sobre sus consecuencias en el futuro del país.

¿Cuál es el futuro de la tregua ahora que han sido retirados los militares que le dieron impulso a ese proceso?

—El tema de la tregua yo no lo asocio con el pensamiento militar, más me parece un pensamiento más civil. Yo creo que el futuro de la tregua entre las pandillas depende de las pandillas, allí nosotros no tenemos nada que hacer; ahora, el futuro de la tregua del Gobierno con las pandillas depende de los términos reales que el Gobierno negoció con ellos, el problema es que esos términos no los conocemos, probablemente que el nuevo ministro los haga público. Yo sí separo la tregua entre pandillas y la tregua del Gobierno con ellas.

¿Los nuevos funcionarios deben darle continuidad a este proceso?

—Básicamente, porque eso depende de una política del Presidente; es decir, el ministro de Seguridad no actúa porque él es un llanero solitario, él es un representante del Presidente y hace lo que el Presidente le dice. Si el Presidente le dice al nuevo ministro que evalúe la tregua o si le dice continúe con la tregua, tendrá que continuarla.

¿La reducción de los homicidios podría verse afectado con los cambios?

—El punto es si se van a regresar a los homicidios contra los civiles, que era lo que estaban haciendo, que eran homicidios contra policías, contra soldados, contra cobradores de buses, conductores de buses y todo aquello que hacían dentro de las escuelas, esa, que creo que es parte de la negociación del Gobierno con las pandillas, esa parte sí puede ser que regrese. También creo que todo eso tiene un límite porque la capacidad de respuesta del Gobierno en una “represalia” de las pandillas es mucho más efectiva hoy que hace un año y medio.

¿La población debe de mantener la calma?

—Es fundamental. Yo no creo que la institucionalidad sea tan débil que simplemente porque se cambia al director o al ministro la cosa entre en anarquía, pienso que no es así, creo que hay bastante institucionalidad y hay que ver esto con calma realmente.

¿Su análisis de la sentencia de la Sala de lo Constitucional?

—Fue tajante. Yo sí hago una diferenciación entre el ministro y el director (PNC). Creo que en el caso del director sí es bastante más claro que no puede ser un militar muy cercano a estar de alta, especialmente por el caso del general Salinas que venía de jefe del Estado Mayor. En el caso del ministro no me queda del todo claro porque para ser ministro de la Defensa no es requisito ser un militar, es un cargo más de carácter político, pero la Sala pensó diferente.

¿Era predecible un fallo como el que emitió la Sala en esta caso?

—Yo pienso que sí era predecible porque hemos visto varios fallos como el caso de la Corte de Cuentas donde hacen interpretaciones que van más allá a la literalidad de los artículos y que se basan más en los elementos filosóficos en relación con las características de los funcionarios, como el caso de la no pertenencia a los partidos en el caso de la Corte de Cuentas o el hecho de la pertenencia al estamento militar en este caso de la Seguridad. Ellos están sosteniendo una tesis que la están manteniendo en todos sus fallos y sus análisis.

¿Está actuando la Sala apegado a la Carta Magna?

—Desde el concepto que ellos consideran que es el rol de la Sala, sí. Habemos varios abogados que creemos que está actuando más como un Tribunal Constitucional que como una Sala de lo Constitucional, allí el tema es el alcance de los fallos. Yo soy de los que creo que debería estar lo más apegado posible a los textos de la Constitución que a los aspectos filosóficos o de derechos humanos que se puedan requerir.

¿El magistrado Salomón Padilla no votó en este fallo?

—Se abstuvo pero tampoco lo votó en contra; es decir, no hay argumentación en contra en el fallo, eso hace que el fallo tenga mucho más robustez jurídica. Supongo que él lo hace por su relación con su partido político de Gobierno y no quiere votar en contra de su propio partido o su propio Gobierno digámoslo así, pero no lo razonó en contra, o sea que él no estaba en contra de la resolución.