Cambios en la matriz energética. ¡Pura politiquería!

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FOTO EDH/ARCHIVO

Por Por Ricardo Esmahan*

2013-05-06 6:04:00

Analizando el estratégico mercado eléctrico del país, se concluye que la oferta pudiera llegar a ser insuficiente para enfrentar la demanda creciente, la que reporta un crecimiento promedio de 5.1% anual. El desafío del sector eléctrico es el responder de manera eficiente a esta creciente demanda, con adecuada inversión de largo plazo.

El potencial sostenible del país está en la generación hidroeléctrica, cuya participación representa actualmente el 32% del total generado. Sin embargo, ya que no se construyen nuevas presas, no se ha recuperado la racionalidad de estos recursos, que en un tiempo tuvieron el 55% de la oferta energética.

Los salvadoreños deberíamos tomar ejemplo de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, el cual impulsa políticas energéticas en las cuales la inversión es de vital importancia. Revisemos sus grandes rasgos: El Plan Energético norteamericano tiene tres ejes, 1) inyectar estímulos económicos, 2) reducir la emisión de gases de efecto invernadero y 3) aportar una seguridad energética a 10 años plazo.

La estrategia norteamericana se trazó la creación de nuevos empleos con el sector “verde”, al menos 460,000. El paquete incluyó unos $50 billones en proyectos energéticos de corto plazo, $14 billones en créditos para energía renovable, $4.5 billones para actualizaciones de la red eléctrica “inteligente”, $6.4 billones para la limpieza de sitios de producción de armas nucleares, $6.3 billones en apoyos estatales de eficiencia energética, $5 billones para impermeabilización y aislamiento en hogares, y $4.5 billones para edificios federales más eficientes en uso de energía. El estímulo también incluye $18.9 billones para “transporte verde”, mejorando el transporte público y ferrocarriles de alta velocidad. Es el primer paso en la inversión de $150 billones a 10 años.

La idea también incluye el impulsar la industria de la construcción de Estados Unidos, lejos de métodos tradicionales de construcción y remodelación (la construcción residencial cayó 27.2% en el 2008). Este impulso retoma un enfoque más verde que incluye la instalación de paneles solares y sistemas eficientes de aislamiento en casas, escuelas y edificios gubernamentales.

El segundo objetivo del plan energético de largo plazo es eliminar la dependencia estadounidense de las importaciones de petróleo venezolano y de Medio Oriente, para antes de 2019. Para reducir el consumo de petróleo importado aproximadamente en un tercio, se planea lograr la implementación de una decisión de Congreso de 2007, consistente en incrementar los requerimientos de eficiencia de combustible, a fin que antes de 2020 los automóviles alcancen rendimientos de las 35 millas por galón, comparado a su nivel actual de 27.5 millas por galón.

Volviendo a El Salvador, vemos que durante la década de los 90, los bajos precios de la energía y del petróleo, llevaron a los bancos y los organismos internacionales a desechar la idea de financiar más presas hidroeléctricas. Proyectos como el Chaparral, Cimarrón, Cerro del Tigre y Río Paz han tenido que dormir “el sueño de los justos” y esperar su implementación. Mejor busquemos la resurrección de los proyectos hidroeléctricos que ayudarán a construir un futuro mejor para nuestro El Salvador.

A lo anterior se suma la politización del tema energético, con un Ministerio que no proyecta ni ejecuta acciones que cambien la matriz energética para hacerla más amigable con el medio ambiente y eficiente a largo plazo. Más bien, se hace una revisión obscura del pasado en la cual se debate de manera estéril sobre una supuesta privatización del recurso geotérmico del país, con pleitos que ni se judicializan ni se abandonan, con el afán de mostrar culpables ante los votantes. Escondiendo incluso expedientes claves de estos proyectos. Mientras tanto no se invierne ni un dólar en la extracción de energía geotérmica.

* Colaborador de El Diario de Hoy.

resmahan@hotmail.com