Si ante un esfuerzo físico como moverse de lugar, conversar o pensar lo ataca un cansancio que le impide hacer su vida normal, podría estar frente al síndrome de fatiga crónica (SFC). Este es un estado de agotamiento diferente al que se experimenta como producto de las actividades laborales, sociales o familiares del día a día.
De acuerdo con el doctor Luis González, neurólogo del Hospital de Diagnóstico, el SFC se caracteriza porque las personas tienen pérdida o falta de energía para realizar actividades como pensar, moverse de una silla a otra o incluso para sostener una conversación.
“Esos pacientes ante actividades mínimas no tienen energía y deben hacer una pausa de horas, días o incluso semanas para volver a recuperarse y conseguir un aumento de energía para hacer otra actividad. El abanico de pacientes enfermos va de los casi normales, es decir aquellos que sienten cansancio pero logran hacer sus actividades con gran esfuerzo, hasta personas en cama”, explica.
Según González todavía se desconoce la causa exacta de la enfermedad. “Se han realizado muchos estudios, algunos de ellos relacionan el estrés psicológico, como luego de sufrir un asalto. De la misma manera alguien con neumonía o infección de vías urinarias puede comenzar con los síntomas. Las historias infecciosas son comunes en los pacientes con fatiga crónica”.
Las causas
El SFC se presenta tanto en hombres como en mujeres, aunque estas últimas son más propensas a padecerlo. Es común en mayores de 30 años, pero también puede presentar de los 12 años en adelante, y muy raramente en menores de esa edad.
Muchas personas tienden a confundir el agotamiento común con el crónico. “Sin embargo, para ser diagnosticado con fatiga crónica se tienen que superar los seis meses de síntomas continuos. Eso no quiere decir que se debe esperar todo ese tiempo para iniciar un tratamiento”, aclara González.
Por otra parte, para clasificarse como SFC debe tener cuatro de los siguientes criterios: Un malestar o falta de energía que dure más de 24 horas luego de una actividad, sueño no reparador, problemas de concentración y memoria, trastornos del gusto y dolor de cabeza diferente al que se tenía cuando estaba sano. También dolor en las articulaciones, fibromialgia y sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello.
No existe un medicamento específico que cure la fatiga. El tratamiento más bien depende de los síntomas que predominan en el paciente.
González asegura que es posible prevenir el SFC. “Los adictos al trabajo pueden tener episodios de fatiga crónica. Mientras que las personas que trabajan 12 horas tienen periodos normales de sueño, descansos semanales y una vida estable son los más protegidos de padecerlo”, puntualiza.