Centros Penales ordenó ayer realizar dos requisas (registros) en el penal La Esperanza, mejor conocido como Mariona, en busca de teléfonos celulares mediante los cuales los pandilleros atraviesan los barrotes de sus celdas y llegan al exterior a través de sus perfiles en redes sociales.
Como resultado de la última requisa, realizada ayer entre 2:00 y las 5:00 de la tarde, fueron encontrados cuatro teléfonos celulares, todos con acceso a Internet (tres de los cuales son marca Nokia y uno Samsung), manifestó el director de Centros Penales, Nelson Rauda.
“Se están haciendo los procedimientos del caso para ponerlos a la orden de la Policía para que se hagan las investigaciones pertinentes”, subrayó el director.
El Diario de Hoy publicó dos amplios reportajes en los que presentó evidencias irrefutables sobre cómo los mareros se comunicaban a través de Facebook, donde lanzaron amenazas y se burlaron de los objetivos de la tregua impulsada por los mediadores.
En un primer procedimiento, las autoridades no tuvieron éxito, no encontraron ningún artefacto ni a los involucrados, manifestó Rauda.
Con información de inteligencia penal, las autoridades regresaron a las 2:00 de la tarde a realizar otro registro.
Por tratarse de una investigación con la cual las autoridades buscan dar con más involucrados, Rauda prefirió no dar mayores detalles.
“Esta es información en caliente que me están pasando vía teléfono desde el penal”, reiteró el director como muestra de que no tenía más detalles sobre los decomisos. Tampoco detalló el nombre de los reos a los que les fueron confiscados los móviles.
Según investigaciones de El Diario de Hoy, varias páginas de Facebook han sido creadas y periódicamente actualizadas desde las cárceles de Cojutepeque (Cuscatlán) e Izalco (Sonsonate), donde guardan prisión pandilleros de la 18.
En ese ejercicio, los mareros utilizaron modernos y potentes celulares Blackberry (según lo indican sus propios perfiles) que aún no han sido hallados.
Uno de los sujetos se identifica en su cuenta como Miguel Ángel Pozo Aparicio y sus perfiles indican que dichas páginas fueron creadas hace unos tres meses.
En las redes sociales, Pozo Aparicio y otros similares se muestran en grandes fotografías bajos las rejas y en sus escritos envían mensajes que incitan a incrementar la criminalidad.
El acceso a Internet por parte de los pandilleros pone de manifiesto el frágil sistema de seguridad de los centros penales y que las autoridades no han podido frenar, de acuerdo con la población salvadoreña, que ha expresado sus opiniones a través de las mismas redes sociales.
Rauda reconoció que el ingreso de celulares al sistema carcelario no es nada nuevo ni es cuestión solo de El Salvador. Sin embargo, afirmó que luchan, con requisas, registros a visitantes y empleo de sistemas de cámaras de videovigilancia, para localizar esos aparatos y otros ilícitos que ingresan de diferentes formas o son lanzados desde las calles.
No negó la posibilidad de que personal de custodia esté involucrado en este flagelo. Lamentó que las cáceles del país estén situadas en puntos en los que nada cuesta lanzar objetos desde fuera.
Dijo que los sistemas de bloqueo de señal son vulnerados por la actitud comercial de los operadores que cada vez instalan antenas de más potencia cerca de los penales para no dañar su cobertura en las zonas aledañas.