Entre ratas y capitanes

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elsalvador.com

Por Por Juan Valiente*

2013-04-30 6:03:00

Esta semana se llevó a cabo el Encuentro Nacional ENADE 2013, evento anual en el que los empresarios se reúnen para presentar el diagnóstico de la situación del país y el avance del planteamiento, El Salvador 2024, que se introdujo el año pasado. En esta ocasión se entregó el informe como siempre al Presidente de la República, a los otros presidentes de órganos del Estado y a los candidatos presidenciales.

Contra todo pronóstico el discurso del Presidente Funes fue el más conciliador. Comenzó el Presidente de ANEP con un fuerte discurso. Dijo que los empresarios evalúan la situación del país como la del crucero Costa Concordia justo antes de encallar en la costa norte de Italia el año pasado, porque a su juicio no se escuchan las advertencias de los empresarios y hay muchos excesos en el gasto corriente, que incluyen “lujos de algunos servidores del pueblo.”

Para avanzar en el mutuo llamado al diálogo y al acercamiento, lo primero que se debe lograr es el reconocimiento debido que cada uno merece. ANEP es una asociación que cuenta con más de 15 mil empresas miembros en casi 50 asociaciones gremiales de todo el país y de todos los sectores económicos. Su junta directiva es elegida entre los presidentes de todas las gremiales con modelos de participación democrática en la elección de sus representantes. ¿Por qué el Presidente Funes está ahora tan interesado en volver a convocar a ANEP, al mismo tiempo que continúa limitando el área de influencia de la emblemática asociación de empresarios del país?

No es cierto que ANEP se retirara del Consejo Económico y Social (CES) por el conflicto entre la Asamblea Legislativa y la Sala de lo Constitucional. Puede haber sido parte, pero la razón última fue el madrugón de agosto del año pasado cuando la Asamblea Legislativa aprobara 19 leyes que fueron rápidamente ratificadas por el Presidente Funes y que eliminaron a ANEP como genuino representante del sector privado en las juntas directivas de instituciones autónomas.

Por su lado, ANEP no hizo lo correcto al no incluir al Presidente en el proyecto de acercamiento y hacer la invitación exclusivamente a los candidatos presidenciales. Aunque sea el último año del Presidente Funes, conocido en otras culturas como el “lame duck year” por la disminución en su capacidad de influencia política, debe reconocérsele su popularidad y el poder político que todavía detenta.

Debemos por propio interés buscar ese diálogo y el respeto a los compromisos políticos suscritos por todos los actores. Las metáforas de capitanes y ratas solo enrarecen el ambiente y distancian a las personas. Por supuesto que, en este ambiente de directas e indirectas, solo sale a relucir la capacidad de las personas de evitar reacciones emocionales que al final le darán mayor validez al discurso del adversario.

La democracia se construye respetando las normas establecidas y promoviendo la participación de amplios sectores de la población. El sector privado es vital para el desarrollo del país y durante los últimos años ha ido dando muestras de cada vez mayor madurez política. Los empresarios de ahora reconocen la importancia de incorporar las externalidades y de responder de una manera global e integrada a los retos sociales, económicos y medioambientales. Es sencillamente impresionante conocer los montos de esta inversión social voluntaria del sector privado.

Nada lograremos si mantenemos el espíritu de desunión y confrontación en el fondo, a pesar de mantener una sonrisa complaciente y falsa en el rostro. Las apariencias no nos harán llegar muy lejos. El Salvador necesita muchos cambios y los empresarios deben ser genuinamente parte de la solución. Sin ellos las perspectivas futuras de crecimiento que como país tenemos son escasas.

*Columnista de El Diario de Hoy.