Un brote de roya en cualquier cafetal es sinónimo de pérdidas económicas de no tomar acciones preventivas y atenderse a tiempo. Buenos ejemplos tenemos en nuestros vecinos de Centroamérica que, a diferencia de nosotros, implementaron de forma oportuna planes de emergencia para contenerla.
Mientras los vecinos trabajan de forma eficaz, aquí la situación se agravó desde que instituciones como la Fundación Salvadoreña para la Investigación del Café (PROCAFE) fueron manoseadas políticamente y deliberadamente asfixiadas en sus finanzas por el Consejo Salvadoreño del Café, al no trasladar los fondos para su funcionamiento aportados por los mismos caficultores, dificultando la asistencia técnica oportuna. El temor del gremio cafetalero es que se pretenda desaparecer a PROCAFE.
Ante esta indolencia política que afecta muchos productores pequeños de café, la cosecha cafetalera 2013/2014 será la más afectada por el brote de roya, especialmente si no se controla a tiempo. Se tendrá una reducción importante de cosecha. Y si consideramos que el ciclo productivo del café tiene una producción alta y le sigue una baja, el panorama se complicará.
Lo que es obvio para el público son los hechos protagonizados por altos funcionarios del gobierno del FMLN, que denotan que las jefaturas están totalmente desconectadas con sus mandos medios y colaboradores de base. Es indudable que no se reúnen con las estructuras técnicas o que no les escuchan. Aparentemente, no permiten les expliquen la urgencia que existe en ciertos temas, como la roya del café. Consideraron que asfixiar a PROCAFE era mucho más importante que corregir en tiempo oportuno la situación que hoy nos agobia. ¡Que contradicción!
El tercer Ministro de Agricultura de la Administración Funes defendió a capa y espada que este brote de roya no era severo, desmintiendo a PROCAFE que oportunamente señaló que la contaminación de la roya ya oscilaba entre 10% y hasta 70%, dependiendo de los casos observados en las diferentes fincas. A juicio del Ministro la situación no era de emergencia y ni de carácter “extraordinario”.
Veamos ahora las terribles consecuencias de los absurdos mostrado por nuestras autoridades. Recientemente, la Organización Internacional del Café (OIC) emitió un Informe sobre el brote de la roya del café en Centroamérica y un plan de acción para combatir la plaga, determinando que los cafetales salvadoreños son los más afectados por la roya, entre los países de Centroamérica. Los cálculos hablan de un 70% de daño en el parque cafetero.
El informe señala que la roya está generando más pobreza en las familias que dependen exclusivamente del café para vivir. Se ha encontrado que las personas ya no pueden darse el lujo de guardar recursos para reserva. Ahora la cruda realidad para esta gente se volvió únicamente sobrevivir. Detalla el informe que son 50,000 familias las que están vulnerables a padecer de inseguridad alimentaria porque su economía depende de la producción de café.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha establecido que durante este año la roya afectó a una tercera parte de esas familias. Sin embargo, las proyecciones son que para el próximo año cafetero la afectación será total. Plantea la necesidad de comprender mejor el impacto en los medios de vida de las poblaciones afectadas por la roya para lograr la sostenibilidad económica, social y ambiental de los pequeños productores y jornaleros.
De acuerdo con el PMA, el Gobierno no debe centrarse sólo en apoyar a los grandes productores de café. Es de recordar que PROCAFE atendía especialmente a caficultores pequeños, los que hoy se encuentran vulnerables.
El subsector café aporta un 10% al Producto Interno Bruto Agropecuario y en el 2012 exportó $300 millones del grano aromático.
¡Qué desastre, por Dios!
* Colaborador de El Diario de Hoy.
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