Delirium de guerra en el Mar del Japón

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El propietario de varios locales que funcionan sobre la 1a. Calle Poniente, a un costado de la Plaza San José, asegura que desde octubre a la fecha han robado cinco veces. Foto EDH / René Estrada

Por Por Ricardo Esmahan*

2013-04-22 6:02:00

Cuando se es débil en todos los sentidos, por más esfuerzo que se haga, todos los caminos posibles no se muestran nada fáciles. En ese contexto, los dirigentes norcoreanos han desarrollado una estrategia durante más de 10 años con la cual han sabido proyectar una imagen de ferocidad, que a su vez se percibe de debilidad, y al mismo tiempo, el mundo juzga que están al borde de la locura. Esta estrategia aún les funciona.

En primer lugar, los norcoreanos se esmeran en posicionarse como feroces, dando la impresión de tener o estar a punto de tener, un poder militar devastador, atómico. En segundo lugar, aparentan al mundo ser débiles, con un claro mensaje: no importa cuán superior muestren ser sus adversarios, pase lo que pase, se estrellarán de todas maneras, terminarán colapsando económicamente. En tercer lugar, se muestran al mundo como verdaderamente irracionales; es decir, si se les presiona podrían resultar peligrosos, ya que son susceptibles de reaccionar iracundamente ante cualquier provocación que ellos, en su delirio, califiquen como tal.

Muchas naciones han entrado a su juego, permitiéndoles mostrar toda la ferocidad de que son capaces, a lo que se añade un toque sutil al demostrar al mismo tiempo ser una nación débil. Una particular debilidad en su economía y en su seguridad alimentaria. Dada la pública debilidad y dificultad económica, de la calidad de vida en Corea del Norte, el mundo no ve necesidad de tratar de socavar su régimen. Está más que claro que ellos se derrumbarán por sus propios defectos.

Se presentan como irracionales, proyectándose como impredecibles. Por ejemplo, lanzan amenazas extravagantes y mediáticamente dan la aparecía de brindar la bienvenida a una guerra. A veces, se puede afirmar que están locos, por las acciones cometidas que son inexplicables, como hundir barcos de Corea del Sur sin ninguna razón aparente, sin temer a represalias.

Mientras los norcoreanos se mantengan feroces, débiles y locos, lo mejor que se puede hacer es no irritarlos demasiado y no preocuparse por el tipo de gobierno que tienen. Presentarse así, como la parte débil y loca, ha sido fácil hasta hoy para Corea del Norte. El sostenimiento de su imagen de ferocidad resultará difícil sostenerlo a largo plazo.

Existe un supuesto programa nuclear, el cual no se confirma que produjo un arma de gran magnitud. Nadie puede estar seguro si un arma de esa naturaleza puede ser producida en Corea del Norte. Debido a la percepción generalizada de que los norcoreanos están desequilibrados, en general, se cree que podrían apresurarse a completar su arma e ir a la guerra ante la más mínima provocación. El resultado es que Estados Unidos, Rusia, China, Japón y Corea del Sur celebran reuniones con Corea del Norte para tratar de persuadirla de que no haga algo irracional.

Con los años, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur han puesto esperanzas en China Popular para interceder y persuadir a los norcoreanos de no hacer nada precipitado. Este patrón diplomático se ha establecido tan firmemente que los expertos se preguntan ¿cuál es el papel real de China en todo esto?

Otros países han entendido la maniobra estratégica de aparentar locura y ferocidad que aplica Corea del Norte. Irán es el mejor alumno. Son convincentes, se han retratado a sí mismos como feroces a través de su programa nuclear.

La diplomacia es el arte en el cual los países han alcanzado sus fines antes de escalar a la guerra. La paradoja de hacerse ver dispuestos a ir a la guerra, a pesar de todos los cálculos racionales en contra, puede ser clave para evitar de verdad una guerra nuclear.

* Colaborador de El Diario de Hoy.

resmahan@hotmail.com