La Primera Dama no le respondió a Waldemar

Varias empresas han ofrecido apoyo y campañas en favor del niño

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??scar Waldemar López, padre de Waldemar, pide ayuda a todos los salvadoreños: "Realmente necesito de esa mano amiga. (...) Quiero tener ese millón de amigos para que mi hijo pueda brincar". Foto EDH / Mario Amaya

Por nacional@eldiariodehoy.com

2013-04-29 8:00:00

Mientras diversas entidades civiles y hasta una aerolínea han ofrecido ayuda a Waldemar para que pueda practicarse un vital transplante del intestino delgado fuera del país, la Secretaría de Inclusión Social (SIS) no responde a la petición de la atribulada familia del niño.

Los parientes del infante de cuatro años muestran la tarjeta de recepción de la solicitud que hicieron el 24 de enero a la SIS para exponerle el caso a la Primera Dama, Vanda Pignato.

Pero, a pesar de que personeros del mismo Ministerio de Salud muestran apatía al caso, los padres del pequeño no cejan en sus esfuerzos por salvarlo.

Óscar Waldemar López, el padre, se reunió ayer con el comité corporativo de una aerolínea que, al igual que otras empresas, se han comunicado con él para conversar sobre cómo pueden ayudarlo.

Vicky Guillén, quien desde hace unos días acompaña a López cuando acude a solicitar ayuda a medios de comunicación y empresas, explicó que en las cuentas bancarias, único sitio donde se pueden hacer donativos, solamente se ha logrado reunir poco más del 10 % de lo que costaría enviar a Waldemar a México, donde han ofrecido hacerle el trasplante.

Los padres de Waldemar, Óscar y Dinora, han contactado a las autoridades del Hospital Puerta de Hierro, de Jalisco, México. En dicho centro la operación tendría un costo de 200 mil dólares. Aunque ese es el menor costo que les han ofrecido hasta ahora, ambos aún pueden considerar otras opciones.

Además, sabe que hay fundaciones fuera del país que hacen estas operaciones sin costo alguno.

Una de ellas podría ser la Fundación Favaloro-Hospital Universitario de Argentina. La Unidad de Soporte Nutricional, Rehabilitación y Trasplante de Intestino de esta entidad está entre los primeros 15 centros del Registro Internacional de Trasplante Intestinal (RITI). Según la página web de la fundación, su hospital “es el centro con mayor experiencia en la Argentina y el más importante en Latinoamérica en el tratamiento médico-quirúrgico de pacientes adultos y pediátricos con enfermedades intestinales complejas”.

El director del Hospital Bloom, Hugo Salgado, aseguró ayer que se han hecho “cuatro intentos” por conseguir que Waldemar sea operado fuera del país. Indicó que “un hospital de Madrid”, España, estuvo a punto de hacerse cargo de la operación.

El primer hospital español acreditado para llevar a cabo este tipo de trasplante fue el Hospital Universitario La Paz, de Madrid, en 1997. Desde esa fecha hasta enero de 2006, este centro hizo trasplante de intestino a 27 niños.

Salgado no específico cuál hospital madrileño contactó el Bloom, pero indicó que el centro desistió de atender a Waldemar debido a “la crisis económica” que atraviesa España y a que el niño y su familia tendrían que quedarse al menos dos años más después de la operación.

No les sobra el tiempo

La razón de tan larga convalecencia es que, según literatura médica, una vez hecho el trasplante, Waldemar tendrá que tomar medicamentos específicos para no rechazar el trasplante y prolongar la supervivencia del injerto.

Además, necesitará antibióticos debido al alto riesgo de infecciones y cuidados, como la reducción de la ingesta de grasa y de bebidas y alimentos sólidos con azúcar refinada.

El accidente que dejó a Waldemar con solo ocho centímetros de intestino ocurrió el 17 de enero. Desde entonces, su padre tuvo que dejar de hacer estructuras metálicas, y dedicarse a gestionar atención médica y ayuda.

Dinora, por su parte, lidia con las incomodidades de ocho meses de embarazo, e intenta hacer más llevadera la estancia de su hijo en el Bloom. “¿Qué ha sido lo más difícil estos meses?”, se atreve a preguntar El Diario de Hoy. Óscar suspira y responde: “Todo es difícil… El poder encontrarme en esa cama a la par de mi hijo. Eso es difícil para mí. Yo quisiera tenerlo en mis brazos nuevamente. Ha habido varios eventos donde han participado niños, los he visto brincar, saltar, sonreír. Todo eso para mí podría ser fácil o difícil. Es duro. Me duele recordar (el accidente)”.