“La tecnología hay que desmantelarla porque solo así se aprende lo apasionante que es su funcionamiento”, dice, convencido, Mauricio Rodríguez, un salvadoreño entusiasta que ve en el vanguardismo un estilo de vida diferente, único y peculiar.
Para ello, en su negocio de móviles, la curiosidad por ver más allá de la pantalla le ha permitido reparar todo tipo de teléfonos y aprovechar al máximo las bondades del hardware, un mundo que está en permanente crecimiento y que permite crear las múltiples bondades del software y estimular su desarrollo.
“Abrir un smartphone, tablet u otro dispositivo es una tarea delicada”, advierte Rodríguez. Pero, en la medida que se desatornilla, comienzan a explorarse detalles, curiosidades y realidades de la telefonía contemporánea, salpicada por innovación y competitividad permanente.
Así, de un iPhone, se pueden estudiar partes elaboradas por “rivales tecnológicos” como la RAM, los chips de memoria Flash y la CPU, diseñados y fabricados por Samsung, o las pantallas de los HTC One e Inspire construidas por LG.
Hay desarmes que pueden tomar hasta cinco horas. La diferencia entre un gadget y otro tiene que ver con el tipo de arquitectura. Incluso hay teléfonos que pueden quedar inservibles y, según Rodríguez, “no hay garantía que valga”. Ademas, se pone en evidencia que los dispositivos se pueden reparar y no todos los que se dañan se echaron a perder.
En la Web incluso hay blogs como iFixit.com, un portal que informa sobre cómo reparar los gadgets y publica regularmente las fotos de los últimos lanzamientos, en su versión “desnuda”.
Aquí una pequeña muestra de los detalles que sorprenden de esta nueva generación donde nunca hay desconexión.