La sal cumple una función especial en Semana Santa: con ella se elaboran las alfombras que embellecen las calles que recorren las procesiones.
Quienes elaboran las alfombras saben que la tradición nace en Domingo de Ramos. Así lo cuenta el evangelio de San Mateo en el capítulo 21, versículos del 1 al 11, en el que se relata la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Los que lo vieron llegar pusieron sus mantos, palmas, ramas de árboles para que Él pasará por el camino. Esa fue la inspiración para los diseñadores de las obras.
En la actualidad se usa también aserrín, añilina, pintura, madera y otros elementos para la creación de un diseño.
En todo el país la creatividad de los feligreses se pone a prueba para elaborar una obra que al paso de las procesiones, no solo quede plasmado en los zapatos de los cargadores, si no en la memoria de miles de católicos que participan en los actos religiosos.