Empresarios, AFP y tanques de pensamiento urgieron ayer al gobierno a que agilice la discusión para reformar el Sistema de Pensiones, que permitiría al país, garantizar el pago de jubilaciones de los trabajadores de hoy, en el futuro.
Mientras tanto, el superintendente de Pensiones, Omar Martínez, aseguró que ya están preparando un estudio en el que se contemplan cambios como las tasas de cotización, los años de jubilación y la rentabilidad de los fondos de pensiones. Los cambios, sin embargo, no podrían gustarle a los salvadoreños, según explicó el funcionario.
El presidente de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Javier Simán, se mostró preocupado por el monto de las jubilaciones de los trabajadores de la industria. “Nos preocupa que nuestros trabajadores tenga un retiro digno, con una pensión”.
Agregó que “este es un problema que tarde o temprano tendremos que afrontar, pero que ningún gobierno tiene la voluntad de resolver mientras pueda pasar el problema a futuros gobiernos”.
Simán instó al gobierno a que discuta este tema cuanto antes y que blinde los ahorros de los trabajadores.
René Novellino, director ejecutivo de Asafondos, afirmó que hay que buscar la forma de que más salvadoreños coticen al sistema de pensiones y que se permita una mayor diversificación de las opciones de inversión para que los fondos tengan una mayor rentabilidad.
Para Luz María de Portillo, de Fusades, es necesario que el tema se aborde ahora porque el tiempo corre y más personas se jubilan cada año.
Agregó que, además de buscar una solución al sistema de pensiones, el gobierno también tiene que procurar un mayor crecimiento económico que genere más empleos formales. Al haber más trabajo formal, las cotizaciones aumentan y el dinero “reservado” crece, de acuerdo con las inversiones que la aseguradora haga.
Por su parte, la investigadora de FundaUngo, María Elena Rivera, dijo que la rentabilidad no crece porque no se permite a las administradoras de pensiones invertir sus recursos en el extranjero.
Un tema espinoso
El tema es complicado. Los datos preliminares señalan que el actual sistema no podría pagar las pensiones de los trabajadores en un futuro porque la deuda que se adquirió desde el pasado, así como la baja rentabilidad de los fondos invertidos, ha limitado el dinero con el que el gobierno cuenta hoy, por lo que reduce la posibilidad de una jubilación justa para quienes se retiren en el futuro.
Según datos preliminares de la Superintendencia, la deuda de pensiones a la que el gobierno se enfrentaría en un futuro rondaría los $16 mil millones.
Martínez indicó que de esa deuda, $7,000 millones irían para el pago del sistema antiguo, que incluye al Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos (INPEP) y al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y $9,000 para el sistema nuevo; pero ganando tasas tan bajas de interés el dinero no alcanzaría, de ahí la importancia de las reformas. Actualmente las reservas acumuladas por las AFP alcanzan los $6,800 millones, en 14 años de operaciones, de acá se saca para pagarle a los pensionados del sistema antiguo alrededor de $400 millones anuales y más de $200 millones anuales a los jubilados de las AFP.
Martínez también criticó la dolarización, así como el Fideicomiso de Obligaciones Previsionales, que obligó a las AFP a invertir en títulos de deuda estatal, como algunas de las causas que han generado que el sistema no genere altos rendimientos. Apenas se logran rendimientos del 1.5 % a través de los fondos invertidos en deuda estatal, mientras que los recursos invertidos en otros instrumentos (eurobonos, por ejemplo) generan rendimientos del 9.6 %.
Esto contribuye a que el dinero no se multiplique al ritmo que se jubilan los salvadoreños.
A la fecha, la tasa de cotización que se le descuenta a los empleados es del 10 % y la edad de jubilación es de 55 y 60 años para mujeres y hombres, respectivamente. La rentabilidad de las inversiones que hacen las AFP también es baja (1.5 %).