Desde su llegada al país, el Grupo Calvo hizo algo que no cualquier empresa salvadoreña se atreve a hacer. Dar trabajo a miembros de pandillas, luego de un proceso de reinserción a la sociedad.
Con esa mentalidad desde que se afincó en Punta Gorda, en la bahía de La Unión, en 2003, comenzó a reclutar a expandilleros recién rehabilitados, para incorporarlos a diferentes labores de la empresa.
De los 1,500 empleados que tiene, entre ellas muchas mujeres, un buen porcentaje son ex miembros de pandillas que ahora se han regenerado y dejado de delinquir, convirtiéndose en ciudadanos útiles a su familia y a la sociedad.
La mayoría de los expandilleros forma parte de la plantilla de pescadores en alta mar, y son considerados entre los mejores recursos humanos que el grupo tiene en sus diversas bases de operaciones, incluyendo de España.
Grupo Calvo incluso ha formado a algunos de ellos para dirigir ciertos mandos medios o inferiores, entre ellos algunos supervisores de grupos de operarios y de pescadores en su flota de cuatro barcos.
Otros programas
Además de ser el mayor empleador de expandilleros de El Salvador, Grupo Calvo cuenta con otros programas de Responsabilidad Social como es una escuela de fútbol en la que se trabaja con 700 niños beneficiados, entre ellos más de cien expandilleros que han decidido dejar su pasado delictivo.
Miguel Ángel Peñalva, director general del Grupo para Centroamérica y el Caribe, también dijo que tienen planes de contribuir al desarrollo económico de pescadores artesanales, tanto individuales como en pequeñas cooperativas, en diferentes puntos de la costa salvadoreña. Estos planes vienen en camino, afirmó el ejecutivo.