Adicción al vinilo

Coleccionistas de discos de vinilo han llevado su afición por este formato a crear espacios únicos llenos de música.

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elsalvador.com

Por Mónica Campos

2016-04-16 3:42:00

A finales de los años 80, al disco de vinilo lo sustituyó el CD y los jóvenes de comienzo del nuevo siglo crecieron sin conocer el sonido de la alta fidelidad que emitían los tocadiscos. El disco de vinilo fue el primer formato popular y con él, la industria musical se convirtió en uno de los mercados más grandes a nivel mundial. A los jóvenes de cabello afro y pantalones de campana siguió la generación MTV, sin embargo, dentro de esta generación todavía hay lugares y personas que se encargan de hacer que los coleccionistas y melómanos hagan un viaje en el tiempo.

En el centro de San Salvador, sobre la avenida Independencia, se encuentra un paraíso musical. Es un local ubicado en la misma zona que el edificio que sostiene el nostálgico letrero del Cine Avenida. Dentro de este local, cientos de miradas se dirigen al comprador, son rostros impresos en posters que inmortalizaron a bandas y cantantes de los 70 y 80. “El Pollo Musical” es el nombre de esta tienda de vinilos, famosa en el centro de la capital y propiedad de Roberto “Reyes”, conocido como “El Pollo”.

Con sus lentes oscuros tipo aviador, Reyes observa la transitada avenida, famosa por ser parte de la zona roja de la capital. El ruido de los autobuses es la música de fondo en este oasis de música. Miles de discos saturan los estantes. Es una cantidad impensable de álbumes, algunos íntegros, otros un poco maltratados. Reyes espera a los clientes entre torres y filas de vinilos.

Vea la galería de fotos en el siguiente enlace: Los amantes del Vinilo, sonido de alta fidelidad

Treinta años atrás, Reyes fue un famoso cantante que hizo de su amor a la música, su medio de vida. “Compuse varias canciones, entre ellas ‘Buenos Turistas’, para Los Hermanos Flores”, recuerda. Hasta la fecha, ha compuesto más de 400 canciones y ha comprado miles de álbumes.

Desde sus años de juventud, era un gran coleccionista y llevaba con él su afición, a donde iba. “Las veces que salí del país, un pañuelo no me lo compraba, pero discos siempre traía”, comentó entre risas.

Ahora Roberto posee en su tienda un total de 28,000 long play (LP) y 10,000 discos de 45 revoluciones por minuto (rpm). “El Pollo” es el lugar donde los coleccionistas pasan horas buscando entre los discos hasta encontrar uno realmente valioso para ellos. Y es que en esta tienda hay de todo, desde recopilaciones del maestro del jazz Count Basie y su orquesta, hasta ejemplares de Depeche Mode, Pink Floyd y David Bowie.

Según Reyes, la gente que visita su tienda son únicamente amantes de la música en vinilo, y prefieren este formato porque la duración de estos discos es superior a la de los CDs o Cassettes. La mayoría de los clientes que visitan su tienda son personas de entre 20 y 40 años. A la tienda han entrado tres coleccionistas en menos de treinta minutos. Todos, aseguran, tienen grandes colecciones, en parte, gracias a este lugar.


De vuelta a las buenas épocas

En en el edificio Sunset Plaza, ubicado en final Calle la Mascota y Avenida Jerusalén, se encuentra la tienda de vinilos “Buenas Épocas”, un lugar inspirado en las bandas de rock salvadoreñas de los 60 y 70. Al entrar al local, se escuchan de fondo Los Intocables, banda de rock que sacudió a los jóvenes por el año 1977.

Los propietarios de la tienda son una joven pareja de coleccionistas. María José Salguero, de 23 años tiene cinco años de coleccionar vinilos y es fanática de grupos como los Vikings, Los Supersónicos y Hielo Ardiente. “El nombre de la tienda es un homenaje a los grupos de rock del país, esos que hicieron buena música en los 70”, comenta mientras coloca un disco que lleva por título el nombre de su negocio.

Los discos ya no tienen espacio en el estante, torres de discos se elevan alrededor. Entre los títulos pueden leerse nombres como Iron Maiden, David Bowie, Patti Smith, The Beatles y Blondie. La selección de artistas en esta tienda es minuciosa, hecha por y para conocedores.

Salguero describe la sensación de escuchar su canción favorita en vinilo como algo inexplicable. “La sensación es única, al escuchar una canción en una calidad superior a cualquier formato”, afirmó.

Entrada la tarde, un joven entra a la tienda con una caja llena de discos. Se acerca al mostrador y propone cambiar dos álbumes de Iron Maiden: Powerslave, de 1984 y Somewhere In Time, de 1986; por una edición nueva de The Number of the Beast, lanzado en el año 1982. Luego de unos minutos de regateo, hacen trato y el joven sale de la tienda con una valiosa adquisición. “A esta tienda vienen personas a comprar discos o también a vender y a intercambiarlos”, explica Salguero.

Pero Buenas épocas no solo vende discos, también brinda el servicio de digitalizar discos de vinilo y acetatos y convertirlos a formato mp3. Servicio muy útil para aquellos que gustan de música muy difícil de encontrar, incluso en Internet.

Para María José esta tienda fue un sueño, que se concretó por amor a la música. Explica que junto con su esposo poseen una colección personal de más de 10,000 discos. Hay algún disco de tu colección que venderías, le preguntó alguien una vez. “Uno no, tengo 10,000”, respondió.


Un café como en europa de 1960

En la Avenida Rotterdam #79, de la colonia Miralvalle, se encuentra un café inspirado en ciudades como Varsovia, Londres y Berlín de los años 60 y 70. Y es que el Vinyl Café vio la luz en Alemania, desde donde Carlos Magaña mantenía largas pláticas con Carlos Eduardo Chávez, quien residìa en Guatemala, para llevar a cabo el proyecto de crear un espacio único en San Salvador. Luego de pláticas interminables, concretar el concepto de la creación de un bar retro único en la ciudad. Fue así como en 2011, el Vinyl café fue abierto al público, un público muy especial, los amantes del mundo musical.

Chávez, de 37 años, explicó que la idea de ocupar solo música en formato vinyl nació del gusto de ambos por el sonido de Alta Fidelidad que posee el formato. “Lo clásico del sonido del vinyl es que se puede diferenciar cada sonido. Es decir, la guitarra, la voz, el bajo. Es lo más cercano a escuchar a tu artista favorito en vivo”.

Son varios los coleccionistas y amantes de la música que se acercan al vinyl café a escuchar su disco favorito mientras disfrutan una cena al estilo europeo, con una pizza Flammkuchen, tradicional del sur de Alemania. Y es que además de una buena colección de discos, el lugar posee un menú de pizzas, y vinos muy extenso.

Al lugar han entrado tres hombres. Un adulto mayor y dos jóvenes de los cuales uno, menciona, es su yerno. “¿Tenés, a Feetwood Mac?”, le pregunta a Chávez, el hombre que roza los setenta años de edad, refiriéndose a la banda londinense nacida en 1967. “Claro que lo tenemos”, le contesta Chávez, conocido por sus clientes como “Guayo”. Minutos después, suena “Dreams” la famosa y venerada canción escrita por Stevie Nicks en 1977. “Desde hoy tenés un nuevo cliente”, grita el complacido cliente, sorprendido de que su yerno conozca la canción. Y es que esta canción fue retomada por el dúo electrónico Deep Dish en 2005.

La sensación de estar en un lugar lejano es inevitable. Y es que la decoración del lugar fue realizada por Cordula Kugler, esposa de Magaña. Kugler imprimió en el ambiente las memorias de su vida en Alemania. Cinco años después, gracias a Magaña, Chávez y Kugler aún se mantienen este lugar, conocido como el primer “Retro Bar” en San Salvador.